sábado, 25 de julio de 2009

"CULEBRONES"




Hoy me ha dado que pensar el término "culebrones". Después de escuchar un conflicto, que se estaba dando dentro de una familia, una de las personas implicadas dijo “menudo culebrón”. Al decirlo me vino a la mente una culebra grande o una especie de dragón amenazante, que tenía liados a los que se estaban montando líos unos a otros. Me vino de ahí la pregunta de si quién inventó ese término lo acuñó teniendo en cuenta las connotaciones simbólicas de lo que es una serpiente, un ser perverso que enreda y confunde y que a la vez puede ponernos pruebas. Además, en el caso de los dragones, al luchar contra ellos conseguiríamos el tesoro que custodian. En el caso de las serpientes, parece ser que podrían estar ahí para liarnos y embrollarnos, pero quizás nos lían por algo que nos cueste ver o descubrir o porque nuestra propia sombra e inconsciencia se deja engañar por ellas…

Quién sabe…

A raíz de todo esto, me venían después las famosas frases de Rilke en las que dice:

“Quizá todos los dragones de nuestra vida son princesas que esperan solo es, vernos una vez hermosos y valientes. Quizá todo lo espantoso, en su más profunda base, es lo inerme, lo que quiere auxilio de nosotros”.

Es decir, que aquello que parece un dragón amenazante (ese “culebrón” del que hablé en un principio) sea en realidad una prueba para tomar consciencia de nuestra propia fragilidad y la de los demás, para ejercitar la compasión, la comprensión y el perdón y no enredarnos en malentendidos y confusiones (a veces tan difícil)…

Y ¿qué pasaría si detrás del dragón hubiera unos hilos escondidos de un Ser supremo que nos ama y sólo pretende entrenarnos, mantenernos fuertes y despiertos? Y ¿qué pasaría si cada prueba superada fuera estar cada vez más puliditos, relucientes y conscientes? ¿Qué pasaría si en lugar de ver en dragón en el otro nos diéramos cuenta de que también está en nosotros mismos y pudiéramos así vencerlo? ¿Y qué pasaría si detrás del dragón hubiese una gran herida que se protege dando sustos y mucho miedo?

Quién sabe…

4 comentarios:

José Antonio Delgado dijo...

Resulta muy importante iluminar la sombra de nuestros familiares, porque, lo queramos o no, forma parte de nuestro destino... su sombra es nuestra sombra y, cuanto más iluminamos las oscuridades en nosotros mismos, tanto más se transforman ellos... en mi trabajo titulado ¿Fue jung un egregio necrófilo?, reflexiono sobre esto mismo, tras iluminar las oscuridades individuales y ver lo conectadas que están con las de los familares... es una especie de Karma impersonal... Jung también se dio cuenta de que tenemos una especie de karma, como si tuviesemos que enfrentarnos y cuestinarnos todo aquello que nuestros familiares no han podido o no han sabido confrontar..., pero, tras esto, hay otro karma impersonal, del que he sido consciente y al que me he tenido que enfrentar, en el que me he visto ante la necesidad de dar respuestas a cuestiones que mis antepasados no han podido o sabido responder, a conflictos que no han sabido o podido superar... a interrogantes que necesitaban de una apremiante respuesta que resultara satisfactoria desde todo punto de vista, es decir, respuestas que movilizaran todo mi ser y lo transformaran... Este es el trabajo de limpieza, lo que los alquimistas llaman albedo, un período de blanqueado previo al de la rubedo, o sea, a aquel en que es el Sol interior el que irradia a través del pequeño sol que es nuestra consciencia. Uno de los trabajos de hércules, en su periplo de héroe, es precisamente la limpieza de los sucios establos... Es una primera etapa, en la que se limpian las inmundicias en las que lo reprimido o no admitido por la consciencia se ha podrido en lo inconsciente.

Más allá de los temas concretos, allende la manifestación concreta de la barbarie, están esos conflictos familiares, esa herencia familiar inconsciente que albergamos y que nos vemos obligados a transformar, tanto para nuestro bien, nuestra propia salud y bienestar, nuestra propia realización personal, cuanto por el bien de nuestros familiares, de nuestros coetáneos y, según me parece, para el bien de los que nos sigan, de las generaciones venideras... Cuando cursaba estudios en Ciencias Ambientales había un argumento ético según el cual había que cuidar el medio ambiente, había que modificar nuestras actitudes, no sólo por nuestro bien, por nuestra superviviencia en el planeta, sino, también, por lo que legamos a las generaciones venideras... son como los correlatos externo e interno del mismo meollo que a todos nos afecta... de la transformación de nuestras consciencias depende, no ya nuestro bienestar, sino, y esta es una responsabilidad de orden superior, el bienestar de las siguientes generaciones y, por consiguiente, la continuación de nuestra especie en este maravilloso mundo al que llamamos Tierra.

Jesús, como Shidarta seis siglos antes, abandonó todas sus comodidades y bienes materiales, sus querencias, así como a sus familiares, padres, hermanos, tíos, etc., para buscarse a Sí-Mismo, para llegar a ser Cristo.

Es necesario trabajarse la des-identificación con los miembros familiares, con la línea de sangre, o sea, que la libido de parentesco ha de dirigirse hacia el centro que es, al tiempo, la Unidad con todo y con todos.

Gracias Maribel por el tema de hoy, tan sugerente.

Saludos

José Antonio Delgado

Maribel Rodríguez dijo...

Hola José Antonio,

Me ha parecido muy interesante tu comentario. Especialmente la cuestión de "iluminar la sombra de nuestros familiares", en primer lugar en nosotros mismos. Es un trabajo fundamental, de limpieza, para todo el mundo, si queremos que este mundo sea un mundo mejor.

Me parece fundamental esa idea del final de que "dirigirse hacia el centro que es, al tiempo, la Unidad con todo y con todos". Esto también incluye evidentemente a los familiares con los que hemos partido, porque forman parte de la totalidad, pero hay que volverlos a encontrar desde la libertad de haber cortado el cordón umbilical. Sólo entonces puede surgir una relación genuina y la verdadera capacidad de amarles. Hago este último comentario porque desde un cierto nivel, se puede interpretar que la solución es romper con la familia y ya está, cuando de lo que se trata es de crear armonía dentro de uno para transmitírsela a la familia y de ahí contribuir en nuestra pequeña parcela de realidad, a que el mundo se vuelva un poco mejor.

Saludos y muchas gracias por tu aportación.

Maribel

José Antonio Delgado dijo...

Hola Maribel:

Discrepo con tu respuesta en un punto. Me gustaría volver a traer a colación aquí las palabras de la biblia:

Jesús, como Shidarta seis siglos antes, abandonó todas sus comodidades y bienes materiales, sus querencias, así como a sus familiares, padres, hermanos, tíos, etc., para buscarse a Sí-Mismo, para llegar a ser Cristo. Así, leemos en Mateo X, 34-39 lo siguiente:

No penséis que he venido para traer paz a la tierra. No he venido para traer paz, sino espada. Porque yo he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra. Y los enemigos de un hombre serán los de su propia casa.
"El que ama a padre o a madre más que a mí no es digno de mí, y el que ama a hijo o a hija más que a mí no es digno de mí. El que no toma su cruz y sigue en pos de mí no es digno de mí. El que halla su vida la perderá, y el que pierde su vida por mi causa la hallará.


Y en Marcos III, 31-35 leemos:

Entonces fueron su madre y sus hermanos, y quedándose fuera enviaron a llamarle. Mucha gente estaba sentada alrededor de él, y le dijeron:

-Mira, tu madre, tus hermanos y tus hermanas te buscan afuera.

El respondiendo les dijo:

-¿Quién es mi madre y mis hermanos?

Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo:

-He aquí mi madre y mis hermanos. Porque cualquiera que hace la voluntad de Dios, éste es mi hermano, mi hermana y mi madre.


Lo que aquí nos muestra es una des-identificación con los familiares. Los familiares, al final, son como cualquier otro miembro más de la familia humana.

Por otro lado, el destino de cada cual es diferente. No es que desde un cierto nivel se piense que hay que romper con la familia, es que hay que romper con ella, en el sentido de des-identificarse con ellos. Uno no sabe lo que le depara el Destino, a priori, para con su familia. Lo que sí se sabe es que, como dice Jesús, quien escuche antes a sus familiares que a su Voz interior, ese no es digno de El. Y, la voz interior, puede que sea contraria a las opiniones, a las espectativas y a los esquemas que la familia quiere que uno cumpla. Por eso digo que, ante todo, uno ha de permanecer libre y des-identificado. Así, al igual que sucede en no pocas ocasiones, algunas personas nos acompañan durante un cierto trayecto del camino, que es nuestra vida, y, llegado a un punto de bifurcación, cada uno sigue senderos distintos. Uno no debe aferrarse a esa persona, si no dejar que cada uno continúe su propio destino. Y esto, por más que les cueste a algunos y algunas y por más que se nieguen a que les entre en sus molleras, también sucede en las relaciones de pareja. Y, por supuesto, también con los familiares. Como dice Jesús, aquel que hace la Voluntad de Dios, es familiar suyo. Por eso, aquellos que siguen el camino del descubrimiento de Si-Mismos, aquellos que hacen suya a máxima délfica "cónocete a tí mismo", esos son familiares míos. Si aquellos por cuyas venas corre la misma sangre siguen la voluntad divina, de un modo consciente, entonces serán mis familiares. Mucho se podría debatir sobre esta idea, pero creo que con lo dicho, por el momento, es suficiente para delimitar el sentido de mi discrepancia.

Un saludo

José Antonio Delgado

Maribel Rodríguez dijo...

José Antonio, nuevamente gracias por tu aportación.

Estoy de acuerdo en que no hay que apegarse a las personas (sean familiares, pareja, etc.), pues precisamente el apego insano o la dependencia, es lo que impide querer a los demás. Poder desapegarse de la familia, es una forma de poderla amar realmente, desde la libertad y no desde la obligación.

Por otra parte, está claro que las personas que siguen la voluntad de Dios forman parte de una familia más importante, que la de sangre. Y si la familia de sangre sigue esa voluntad, pues serán más de esa familia que nos une frente a Él.

Saludos

Maribel