martes, 2 de noviembre de 2010

¿SOMOS EGOÍSTAS SI ESPERAMOS ALGO DE LOS DEMÁS?



La mayoría de la gente, supone que los demás han de ser como ellos esperan. Se generan unas expectativas, en las que los otros han de ser buenos amigos, ayudarnos cuando lo necesitemos, respondernos cuando queremos que nos respondan, pensar en nosotros como nosotros pensamos en ellos o incluso más de lo que nosotros pensamos en ellos, felicitarnos por nuestros cumpleaños, asistir a nuestras celebraciones y pasarlo bien ellas, asistir con una sonrisa a las celebraciones familiares, etc. En las relaciones de pareja o en las familiares esto se ve con mayor intensidad, pues en dichas relaciones las expectativas se multiplican, acrecentándose los conflictos. Los hijos han de ser “buenos” según la idea de bondad de sus padres, estudiar lo que los padres esperan, redimir a sus familias, cumplir los deseos paternos e incluso ser "teledirigidos" por ellos, de tal forma, que si esto no sucede, sus hijos son “malos”; solamente por no entrar en el “molde” o en el esquema de comportamiento que se les impone. Esto queda magistralmente reflejado en la película La cinta blanca.

En las parejas, el otro miembro de la misma ha de estar a disposición del otro, resolver sus problemas, tapar sus vacíos, darle la felicidad o convertirle en un ser completo, pues como uno se siente media naranja, en lugar de fabricar una entera, se busca otro que está hecho a mitad, que le complemente y satisfaga en sus anhelos más profundos. De tal manera, que si el otro no es el dios anhelado y salvador, uno se siente traicionado. Y peor aún, si uno no es de su propiedad, “mío”, es un traidor, no es amoroso o es egoísta. 

Mi pregunta ahora es sobre quién es el verdadero egoísta o quién es más egoísta. El que impone su propio criterio de la verdad, o quién busca ser libre o ser él mismo. Evidentemente no se puede ser libre sin responsabilidad y sin consideración hacia otros, pero tampoco es legítimo convertir a nuestros semejantes en esclavos a los que instrumentalizamos y que han de cumplir nuestros deseos, como si fueran muñecos teledirigidos. Ser padres, o parejas de alguien, no implica que ellos están ahí para satisfacer todo lo que queramos de ellos, por la vinculación que nos liga a ellos. Eso no es más que egoísmo que a su vez limita al que ata a otros, con sus expectativas. Quién no deja crecer a otros, se está autolimitando, al no encargarse de su propio malestar o al esperar que la solución a sus problemas esté en las actitudes ajenas, en lugar de trabajar con su propia sustancia para limpiarla y transformarla. 

El escritor Sormerset Maugham, describe muy bien todo esto, en su novela El estrecho rincón (p.233), al decir, en boca de una joven, cuyo pretendiente se suicidó, por no ser correspondido por ella: 

“¿Qué derecho tiene la gente de hacerse una imagen de acuerdo a su gusto e imponérsela a uno y molestarse si no encaja? Quería apresarme en su ideal. No le importaba quién era yo. No me aceptaba como soy. Quería poseer mi alma, y como sentía que había en alguna parte de mí algo que se le escapaba, trató de sustituir esa pequeña chispa interior que soy yo con un fantasma de su propia imaginación” 

“Se hizo una imagen de mí y yo tenía que encajar en ella. El quería, también, apresarme en su sueño. Era un sueño distinto, pero era su sueño” 

“No quiero soñar el sueño de nadie más. Quiero soñar el mío”. 

Su lúcida protesta, se pone de manifiesto a través de sus propias palabras. 

Reflexionemos un poco sobre la libertad real y sobre romper las cadenas que nos atan a nosotros mismos y a nuestras expectativas sobre otros. Si esclavizamos o pretendemos esclavizar a otros, es porque de alguna forma, somos esclavos de nosotros mismos.


10 comentarios:

Carlota dijo...

Existen etiquetas que dan un poco de miedo, que están mal vistas y no nos gusta que nos asocien con ellas. Quién quiere ser un "envidioso"? y "mala persona"? Pues creo que con el egoísmo ocurre lo mismo... En general, no me gusta ser egoísta, pero si me paro a pensarlo más friamente, la mayoría de las veces me gusta salirme con la mía y encima quedar bien.

Así que, tengo muchas papeletas para ser egoísta, pero por supuesto sin ser tachada como tal y que los que me rodean no tengan esa imagen sobre mí, porque eso me permitirá segir siéndolo mucho más tiempo sin sentirme mal por ello.

Creo que las expectativas son otro de esos constructos que las personas nos montamos a nivel mental y que en principio son neutros. No nos hacen especialmente egoístas. Cómo los usemos sí.

Por ejemplo, si a Fulanito le pasa algo importante en su vida y espera que su amigo Juanito esté a su lado en ese momento, eso es egoísta? Y si Juanito está a su lado en ese trance, deja de ser egoísta?

En principio, creo que los dos podrían ser egoístas. Fulanito empieza a hacer chantaje emocional a Juanito,porque llega un momento en el que su expectativa se convierte en exigencia "tienes que estar, porque los amigos de verdad están en los momentos duros. Y si no, no serás tan amigo...". Y Juanito, no se quedá atrás, porque piensa "bueno, aunque no me apetece un carajo, iré a acompañarle,pero la semana que viene se lo recordaré para que me acompañe a un concierto. Los amigos también están para los momentos buenos, y si no no serán tan amigos, verdad?"

Puede que ninguno sea egoísta. Igual Fulanto pierde a alguien querido y necesita a Juanito. Por su experiencia sabe que casi siempre que le ha pasado algo malo, su amigo ha estado a su lado, apoyándole, dándle ánimo. Su experincia ha hecho que la expectativa surja como algo natural. "Sé que puedo contar con Juanito", se dice, porque la experiencia ha hecho posible piense esto. No hay más pretensión en este esquema. Igualmente, puede que Juanito tenga su propia expectativa sobre este tema y piense "mi amigo lo está pasando fatal y creo que me necesita. Voy a hacerle compañía porque para mí eso es lo que hacen los buenos amigos"

Puede que sólo uno esté siendo egoísta, pero la diferencia no creo que la marque el hecho de tener la expectativa, sino cómo se utilice. Si se queda en una posibilidad de que ocurra algo con bastante probabilidad, no es algo egoísta. Simplemente es humano. Por este motivo, mi respuesta a la pregunta inicial es no, tener expectativasno te hace egoísta.

Yo me preocuparía si por sistema son tus expectativas las que se tienen que cumplir sí o sí. Si nunca piensas en las expectativas de los demás. Si entiendes tus expectativas como sentencias que tienen que acatarse... O igual esa es tu elección.

Anónimo dijo...

Un ser vivo por el hecho de estarlo se ve impelido a un intercambio con el medio que le rodea, el Ser humano además debido a su complejidad necesita implementar reglas que regulen el comportamiento tanto privado como colectivo en el ámbito de las relaciones. El tema es sumamente complejo como para encerrarlo con las palabras "Ego_ismo" y "Expectativa", hay mas factores por encima de estas palabras, "Expectativa" es un eufemismo que esconde mas que enseña, una ambigüedad intelectual que maquilla el poder del Deseo y su movimiento de carga inconsciente que moviliza a los mas estoicos, además "Expectativa" deja de lado el movimiento moral, cultural que presiona para comportarse de una determinada manera. A mi me parece que el sentido común y las soflamas que caen por su peso sobre el comportamiento normal y humanista ocupan su espacio racional, su valor en un medio bastante irracional que incide en todos, pero que constantemente necesita ser equilibrado, luego existe la otra vía que deja de lado todo lo anterior que es el "Amor", el verdadero humanizador que estrangula a los "Egos", no conozco mayor desarrollo exponencial de las neuronas espejos que las que provoca el Amor. La base del autismo en las relaciones sean del tipo que sea son reacciones de miedo, inseguridad y defensa, las bases del "Amor" es alegría y entrega. El "Amor" no necesita regulaciones de sentido común, ni una moral/cultura de la época, además es bastante explicito, o Amas o no Amas..sin eufemismos, y donde acaba lo uno se ve arrastrado su contrario, enséñame "Amar" o en su versión negativa, enséñame a no tener miedo psicológico, inseguridad psicológica y defensa psicológica, por que lo anterior en el ámbito biológico es sano y normal, enséñame y acabamos de un plumazo con todo. Seré el mejor medico con mis pacientes, en mi caso el mejor paciente con mi medico, el mejor amante, el aliado de la naturaleza, el que respeta al prójimo y protege a sus hijos, seré como Dios en la tierra y el mas diabólico con la imaginación.

Punto pelota, el "Amor es el P....amo.

Juan Manuel

Luz dijo...

Es licito pensar en si mismo siempre que se considere a los demás.

Luz

Maribel Rodríguez dijo...

Carlota, me alegro de verte por aquí. Con respecto a las expectativas expresas muy bien la complejidad de la cuestión y añades un matiz, el de que depende de como se utilicen. Si entendemos expectativas como la idea de que hay más probabilidad de que algo suceda, en eso no tiene por qué haber egoísmo. Lo malo es cuando pensamos que si no sucede hemos sido traicionados, porque alguien no cumplió nuestros deseos. Así que si consideramos a otros, como muy bien dice Luz (también me alegro de verte por aquí), el tema no tiene por qué ser egoísta. Pero ¿qué pasaría si dejamos que los demás hagan lo que ellos realmente desean cuando les salga del corazón? ¿No tendrá más valor un acto de generosidad si surge del Amor? (como muy bien expresa Juan Manuel). Y para que haya Amor, es necesaria la libertad, pues si no, es obligación, esclavitud, respuesta al chantaje emocional y algo bastante pobre.

Juan Manuel, es cierto que el tema es complejo para dejarlo en esas dos palabras, pero por algún sitio hay que empezar a pensar en ello o al menos, a mí me surgió así. El Amor es evidentemente una clave fundamental para trascender el egoísmo y mueve a hacer algo por los demás, porque en ellos hay algo que nos atrae y nos mueve a actuar desde dentro, no por manipulaciones externas.

Abrazos a los tres

Maribel

Eugenio de la Cruz Silva dijo...

Estimada Maribel:

La sociedad nace como una necesidad del individuo. Este establece, de forma consciente o sobre entendida la mayor parte de las veces, una serie de vínculos basados en la contraprestación.

El “yo te doy tú me das” es una fórmula de trueque no escrito y por lo tanto intangible pero real y que alcanza a todos los órdenes de nuestra vida.

Cuando nacemos la necesidad de la especie por supervivir nos dota del llanto (una amiga mia que trabaja en la maternidad me dice que es fácil saber que niño enfermo tiene más posibilidades de sobrevivir: el que más llora y el que más come). Así comienzan a fijarse las relaciones madre hijo, lo hijos somos egoístas por naturaleza y las madres anegadas por naturaleza. Un amigo mío comadrón lo dice: cuando le entregas un hijo a su madre ya ves como lo va ha tratar el resto de su vida. Cuando una mujer no quiso el embarazo, este le causa problemas de cualquier tipo, es cuando aparecen los traumas y algunas ocasiones las madres no dudan en matar a sus hijos recién nacidos.

Por lo tanto ya el grupo social básico la familia se basa en la contraprestación sobreentendida, que algunos padres saben transformar en las reglas de educación básica y establecen las primeras normas para las actividades de la familia. Si te portas bien recibes el premio y si no recibes el castigo. Los padres exigen a sus hijos que sean buenos, que estudie esto y se case con pepito o fulanita como parte de ese juego de la contraprestación, se busca lo mejor para la familia porque la familia te da a ti lo más conveniente para ti.

Hasta cuando ha de durar esa relación de contraprestación, pues hasta que los hijos se puedan independizar de forma económica, esto es: no necesiten de la economía familiar para vivir. Por lo tanto se trata de un problema económico.

Pero incluso cuando se alcanza, cada día esto ocurre más tarde, la independencia económica, sigue subsistiendo la dependencia afectiva y la dependencia legal .
Si encuentras una pareja estable, el mecanismo es parecido , primero hay una atracción, normalmente de tipo sexual, luego hay una puesta en común de la economía y ya tenemos montado otro escenario para que se establezca la contraprestación, la vista formula del “yo te doy tú me das”.

Cuando uno da mas que recibe es cuando nace el conflicto y es cuando se puede hablar de “egosimo” de quién es el verdadero egoísta o quién es más egoísta. Y a poco que haces un análisis de esas situaciones de conflicto te das cuenta de que la libertad real no existe y el romper las cadenas que nos atan, a los demás, es harto difícil y que sin contraprestación no somos capaces de sobrevivir.

Psicología Junguiana dijo...

Hola Maribel:

Buena entrada la que publicas. Parece que se ha animado.

Me gustaría apuntar sólo que, como sucede con muchas otros temas, el asunto se puede enfocar desde muchos puntos de vista. Pero en lo que me gustaría incidir es en que éstos puntos de vista, albergan, a la postre, un nivel de consciencia desde el cual se enfoca el asunto.

Así, por ejemplo, Eugenio de la Cruz lo ve desde el plano contractual. Yo te doy, tú me das.

Pero, ese planteamiento que, por supuesto, no hay duda de que es legión en la sociedad en la que vivimos, manifiesta una actitud de fondo y, con ello, un nivel de consciencia determinado. Así, por muy difícil que resulte romper las cadenas que nos atan al Sistema, no significa que no se pueda hacer. Y, una vez realizado esto, el asunto deja de observarse de ese modo.

Sobre la ruptura de las cadenas (o del despertar de la Conciencia) he escrito una entrada recientemente. Dejo aquí el enlace para quien le pueda interesar:

http://psicologiaespiritualidad.blogspot.com/2010/11/trascendiendo-el-paradigma-materialista.html

Un abrazo

José

@CruzCoaching dijo...

Gracias Maribel por este post en concreto, me ha encantado descubrir tu interesante blog, llegué por recomendación del Sr. Traver y me ha servido para descubrir unos matices en la película "La cinta blanca" que no habría percibido sin la lectura de tu post.

Seguiré pasando, un saludo.
Mari Cruz

Maribel Rodríguez dijo...

Eugenio, bienvenido por acá. Entiendo eso de la contraprestación, pero me parece que tiene sus límites. Porque entonces, ¿dónde caben la libertad, el amor o la espontaneidad? Hay cosas importantes que me quedan fuera en tu razonamiento. Las relaciones humanas no han de regirse por las mátematicas, ni la capacidad de dar de todos es la misma. El medir lo que yo doy, frente a lo que otro me da, me parece que puede empobrecer las relaciones.

José, es cierto lo del enfoque desde diferentes puntos de vista y fundamental para cualquier problema humano, algo que como dices, ha de enlazarse con el nivel de conciencia. Gracias por el enlace.

Mari Cruz, bienvenida a mi blog. Me alegro de que te haya gustado lo que has leído y de que hayas descubierto algo nuevo.

Saludos

Maribel

Maribel Rodríguez dijo...

Eugenio, bienvenido por acá. Entiendo eso de la contraprestación, pero me parece que tiene sus límites. Porque entonces, ¿dónde caben la libertad, el amor o la espontaneidad? Hay cosas importantes que me quedan fuera en tu razonamiento. Las relaciones humanas no han de regirse por las mátematicas, ni la capacidad de dar de todos es la misma. El medir lo que yo doy, frente a lo que otro me da, me parece que puede empobrecer las relaciones.

José, es cierto lo del enfoque desde diferentes puntos de vista y fundamental para cualquier problema humano, algo que como dices, ha de enlazarse con el nivel de conciencia. Gracias por el enlace.

Mari Cruz, bienvenida a mi blog. Me alegro de que te haya gustado lo que has leído y de que hayas descubierto algo nuevo.

Saludos

Maribel

Anónimo dijo...

¡Hola a todos! La cita de la obra El estrecho rincón, que desconocía, y la entrada en generla, me recuerda al concepto de "identificación proyectiva" de Melanie Klein y otros analistas.

Un abrazo.
Jesús.