martes, 17 de abril de 2012

NOS ESTÁN ROBANDO EL ALMA


Hace pocos días llegaba a mis manos la siguiente fotografía:



La idea que plantea me parece fundamental. No por defender la idea de que haya hombres superiores e inferiores, sino por darnos cuenta de que nos beneficia conectar con nuestra alma, es decir, ser más nosotros mismos y ser conscientes de que nos empobrece amar nuestras posesiones materiales. Esto no quiere decir que lo que tengamos o hayamos conseguido con nuestro esfuerzo no tenga valor, sino que si nuestro amor se dirige a las cosas y no a las personas, este será un reflejo de nuestra pobreza interior, de nuestra vacuidad o de nuestra limitación personal.

El mundo en el que vivimos y su funcionamiento no parece estar fomentando mucho el amor a nuestra alma y a la de nuestros semejantes (igualmente digna de amor y de respeto), sino que más bien interesa que amemos las cosas y nos matemos por ellas, porque así aspiramos a un trabajo fijo, para garantizar tener objetos (y no hablo de la lógica necesidad de subsistencia, sino del consumismo caprichoso y innecesario que esclaviza a muchas personas). El querer tener cosas, por tenerlas, nos aleja de ser más nosotros mismos. La sociedad nos empuja a consumir y, al hacerlo nos "roba" nuestra alma, pues cuanto más queramos acumular o tener, menos vamos a SER. Ese deseo de acumular y de tener es un reflejo de cuán empobrecidos podemos estar por dentro. Y, lo peor, es que no nos damos cuenta, al igual de que no nos damos cuenta de como roban nuestro derecho a ser libres, mientras nos entretienen con programas televisivos anestesiantes, partidos de fútbol, música abotargante o noticias estupidizantes.

Frente a todo esto existe la posibilidad de aprender a desarrollar nuestra libertad interior, de ser libres de tener para poder SER de verdad quienes somos. Para ello, aprendamos a prescindir de tantas cosas y dediquemos tiempo a cultivar algo de nuestro ser y de nuestro mundo interior, así valoraremos mejor el ser y el mundo de los demás, además de que seremos realmente ricos, espiritualmente.

Para reforzar mejor lo que quiero decir, me apoyo en otro autor, Yogananda, que lo dice mucho mejor que yo:


viernes, 6 de abril de 2012

REVOLUCIÓN SILENCIOSA ANTE LA CRISIS: SOLIDARIDAD Y AUTOSUFICIENCIA


Imagen extraída de: http://70veces7.info/paz/2011/12/13/de-la-justicia-v/amanecer/  

Pese a que los medios de comunicación se empeñan en desanimarnos ante la crisis, parece que sí hay alguna esperanza, frente a lo que estamos viviendo.

Ya sabemos que las situaciones de crisis nos empujan a reflexionar, a reorganizar prioridades, a replantearnos el sentido de nuestras vidas, a encontrar un sentido al sufrimiento, etc. Pero además, las crisis pueden darnos dos oportunidades muy importantes, que tienen que ver con desarrollar nuestra capacidad de ser más solidarios con los que sufren y con desarrollar nuestra capacidad de aprender a valernos por nosotros mismos.

En esta crisis económica que estamos viviendo, que está poniendo de manifiesto la crisis de los valores materialistas con los que vivimos (¡por fin!), está dando sus frutos en los dos sentidos que comento.

Cada vez son más las muestras de solidaridad de muchas personas (¿por qué no saldrá esto en las noticias?). Hace unos días me contaba una de las Hermanas de la Caridad (una de estas monjas que siguen el camino de la Madre Teresa), que están recibiendo más donaciones que antes, pues la gente es más consciente de que hay que ayudar. Me comentaba, que muchas son de una cantidad pequeña, pues también aportan personas, con pocos medios económicos, lo que pueden. La gente, aunque tenga poco, se plantea que tiene que esforzarse por ayudar a otros. También se han multiplicado los voluntarios que quieren colaborar con diferentes organizaciones, siendo curioso el fenómeno de que casi hay que hacer una oposición para que a uno le cojan de voluntario, y es paradójico saber que a personas que se presentan para ello, les dicen que no hay plazas para voluntarios. ¿No hay plazas? ¡Pero si hay mucha gente que necesita ayuda! Aunque siempre la ha habido… De hecho, incluso cuando no había crisis, y hubiera estado bien ayudar a mucha gente con necesitada, aunque tuviera dinero (si no, probablemente no hubiéramos acabado como estamos…).

Otro ejemplo de solidaridad, además de ser un ejemplo de autosuficiencia, es el de un hombre que se ha puesto a plantar una huerta en una rotonda, para repartir lo cultivado entre los vecinos. Podéis ver aquí la noticia: http://www.recetasmierdaeuristas.com/4247/hombre-planta-lechugas-y-patatas-en-una-rotonda-para-todos-los-vecinos/

También son ejemplos todas las personas solidarias que han logrado parar desahucios, los comedores populares y otras medidas solidarias.

A su vez, el caso del hombre de la rotonda es un ejemplo de autosuficiencia, que es el segundo punto al que quiero dirigir la atención. ¿Por qué no vamos aprendiendo a sobrevivir de una manera más autosuficiente? ¿Por qué siempre hay que depender de alguien que le contrate a uno (con frecuencia por una miseria) para poder vivir?

Afortunadamente, son cada vez mayores las iniciativas para poder salir adelante, de diferentes personas. Se está fomentando el trueque, los “bancos de tiempo” (http://mundowiki.com/2011/07/21/bancos-de-tiempo-iniciativas-imaginativas-ante-la-crisis/), se está mentalizando a la gente que reduzca el consumo, aprendiendo a vivir con más austeridad (si no necesitásemos tantas cosas, seríamos autosuficientes), cultivando los propios alimentos (cada vez son más quienes alquilan un terreno, para plantar un huerto que les ayude a sobrevivir, con menos gastos, o que cultivan en tiestos de su casa).

Si somos capaces de tener en cuenta la solidaridad y la autosuficiencia, y vemos nuestra capacidad de autogestionarnos, en mitad de esta crisis económica, en la que nuestro sistema económico hace aguas y en la que éste no nos va a rescatar, es más probable que podamos salir adelante. Y me refiero a salir adelante, no solamente desde un punto de vista material, sino también desde la consciencia de que somos humanos, con capacidad de amar y de apoyar a otros, y desde la consciencia de que somos capaces de valernos por nosotros mismos, para conquistar nuestra propia libertad. Uniendo solidaridad con autosuficiencia, para que la solidaridad no haga a nadie dependiente, ni la autosuficiencia nos vuelva egoístas.

Así, aunque la situación actual genere sufrimiento, no dejaremos a la gente sola, ni nos sentiremos unos  inútiles para salir adelante. En el proceso creceremos todos, pero arrimemos el hombro ¡ya! No esperemos a que nadie venga a rescatarnos, mejor aprendamos a creer en nosotros mismos y empecemos por un autorescate, sin dejar de lado la responsabilidad en ayudar en el rescate ajeno...