jueves, 9 de agosto de 2012

¡ATENCIÓN! "RIESGOS” PARA LOS BUSCADORES ESPIRITUALES




En una entrada anterior hablaba de los peligros en la práctica espiritual. En esta quiero desarrollar el tema centrado en la búsqueda espiritual. En estos tiempos de crisis, muchas personas buscan respuestas en sus vidas, que les aporten sentido, plenitud, identidad, felicidad, sabiduría etc. Estamos en un momento en el que las dificultades y el sufrimiento han acentuado la búsqueda espiritual de muchas personas, al menos la búsqueda de algo verdadero o de algo que de sentido a sus vidas. La activación de la búsqueda es algo positivo, pues ayuda a las personas a salir de sus esquemas conocidos y a abrir sus mentes, a nuevas posibilidades. Esta apertura favorece nuevas experiencias, pero éstas, sin la preparación adecuada, o al menos, el desarrollo previo de un suficiente sentido crítico, pueden generar situaciones aún más dolorosas que las que previamente se intentaban resolver o paliar.

Los “riesgos” de los que hablo, tienen que ver con los aspectos siguientes:

-          Los falsos gurús y los falsos profetas: a lo largo de toda la historia de la humanidad, los tiempos de crisis han favorecido la aparición de todo tipo de falsos gurús y profetas. Nuestra época no tiene por qué ser menos. Si echamos un vistazo en Internet, encontramos numerosos anuncios de maestros, sanadores, iluminados, gurús, visionarios, etc. No dudo que algunos de ellos puedan hacer aportaciones interesantes. Pero con frecuencia nos encontramos con discursos blandos tipo new age, que nos prometen un acceso rápido y fácil a la verdad o a la iluminación (dicha rapidez y facilidad entra en contradicción con el discurso de los sabios de todos los tiempos). En otros casos encontramos discursos más elaborados intelectualmente, aparentemente racionales, pero llenos de sesgos y de prejuicios. Curiosamente los sesgos y prejuicios suelen atentar contra las tradiciones de la cultura de quién hace ciertas afirmaciones, o contra otros pensadores a los que no se conoce con suficiente profundidad, para finalmente afirmarse que el discurso propio es superior al de cualquier otro pensador de épocas pretéritas. Resulta curioso como algunos de estos “gurús” son seguidos por multitudes, cuando sus discursos son repetitivos, manidos y vacíos, pero con un buen marketing y buenas estrategias de seducción.

-       Los seguidores de ciertos caminos espirituales: podemos encontrar caminos espirituales, llenos de aportaciones interesantes, dentro o fuera de las principales tradiciones religiosas. Las lecturas de sus fundadores pueden resultar sumamente edificantes y enriquecedoras. Lo que pasa es que curiosamente puede ser un tanto difícil la relación con muchos de sus seguidores. ¿Por qué? Pues porque sencillamente se han convertido en autómatas, que repiten como loros el mensaje de sus “maestros” sin someterlos a la más mínima reflexión. Se mantienen inflexibles, no permiten excepciones a las normas y tienen una devoción irracional a sus líderes, que para ellos parecen seres sobrenaturales e intocables a los que profesan una devoción desmesurada. Y curiosamente, esto no se da exclusivamente en caminos más fundamentalistas de tipo religioso, sino también en caminos supuestamente progresistas, racionales o relativistas. En ellos, se habla de totalidad, holismo, integralidad, nueva consciencia, amor universal, etc., pero todo esto existe solo dentro para los seguidores de sus estrechos círculos. El amor hacia los que no profesan las mismas ideas deja bastante que desear y su sentido del humor ante cualquier comentario sobre sus ideas, se manifiesta por su total ausencia.

-      La ingenuidad y la ignorancia de los buscadores: muchas personas piensan que lo que suene a “espiritual” es siempre algo bueno y “divino”, que quienes lideran ciertos grupos están limpios de cualquier falta y que por ello, han de ir detrás de cualquiera que hable de espiritualidad. Dicha ingenuidad hace que les suene a música celestial cualquier comentario o afirmación de tipo espiritual, muchas veces copiada de sabios de todos los tiempos (y que por eso suena bien), pero que se ha adaptado a un determinado discurso, en el que se mete lo que al líder le interesa.

-      La omisión del lado oscuro: en todas las tradiciones espirituales se habla del lado oscuro y se advierte de los peligros de dejarse seducir por él. Hay que aclarar que dicho “lado oscuro”, también puede ser algo espiritual y seductor, en el que el discurso del todo vale, que el bien y el mal son algo relativo, que si uno es espiritual o tiene buena onda todo le va bien, que se centre en sí mismo y que así crecerá concentrándose en desear lo que espera conseguir (así tendrá poder sobre el mundo, esto me suena…), etc. A su vez, esto resulta peligroso, porque uno mismo (el que busca), también omite su lado oscuro, con lo que no ve sus defectos y se considera estupendo, iluminado o más “guay” porque es espiritual… Resultado, que no hay quién le aguante o quién se acerque a él sin salir mal parado, en el peor de los casos, habiéndose convertido en un auténtico “vampiro espiritual”.

-       La potenciación del propio deseo y la propia satisfacción: el quedarnos solamente en esto, puede dejarnos completamente atontados y “flipados” ante cualquier oferta de drogas para la iluminación o de técnicas anestesiantes de nuestro sentido crítico y reflexión. Aparte de que nos puede convertir en unos absolutos egoístas y egocéntricos, o vivir completamente frustrados, pues no consiguen “visualizar” adecuadamente ese millón de euros que le han prometido que llegaría a sus manos si se concentra siguiendo ciertos procedimientos (finalmente no tiene los euros y ha conseguido perder bien el tiempo).

-         Religión o espiritualidad “a la carta”, con lo que nunca nada nos llena o satisface, porque no colma exactamente nuestras expectativas, que pueden ser lo que precisamente nos impida evolucionar espiritualmente, con un auténtico desprendimiento de nosotros mismos.

-     Perder el tiempo: porque se busca entre mucha oferta, que resulta superficial, vana, estúpida, absurda. Hay demasiadas cosas que no valen la pena, por las que podemos perder el tiempo, salvo que conscientemente nos centremos en aprender también de los errores propios y de los ajenos.

-       Perder el sentido práctico: hay quién deja todo en la búsqueda, su trabajo, su familia, sus amigos. ¿Por qué? Porque sencillamente puede estar en las nubes y en su búsqueda y pensar que pasar de todos y de todo es el camino. Resultado: meses después estar frustrado, sin amigos, con la familia enfadada y viviendo debajo de un puente.

Podríamos decir más opciones, pero estos son los que por el momento me han parecido más importantes. En una futura entrada espero desarrollar el cómo defendernos de esto.

Buen verano a todos.