martes, 23 de febrero de 2021

EL “AMIGO” NARCISISTA. PARTE I

Cada vez son más frecuentes las publicaciones relacionadas con el narcisismo. Aparte de la pandemia de Covid-19 también vivimos mundialmente una pandemia de narcisismo, que me temo que ha sido parte de lo que ha agravado la propagación del Covid-19, ya que las personas narcisistas no parecen especialmente conscientes de que han de tomar medidas de prevención para protegerse (a ellos no les va a pasar nada) y proteger a otros (les resulta indiferente lo que les pase a los demás).

Las publicaciones en alza sobre el narcisismo ponen de manifiesto cómo son los jefes narcisistas, los políticos narcisistas, las parejas narcisistas, los líderes espirituales narcisistas, pero no he encontrado gran cosa sobre cómo son los “amigos” narcisistas. Así que me pongo a ello, por tantas historias que me llegan al respecto y por la experiencia directa de haber conocido a alguno de ellos.  Expondré algunas pinceladas por si sirven de orientación, a quien se esté encontrando con personas que funcionan a modo narcisista. Además, si tenéis rasgos narcisistas, mejor haceros conscientes de ellos para tratar de ver qué heridas o carencias os llevan a comportaros de ese modo con los demás y buscad terapia (causáis sufrimiento a otras personas y también sufrís innecesariamente).

¿Cómo es el “amigo” narcisista? (atención que pongo “amigo” entrecomillado, pues de amigos suelen tener más bien poco).

El “amigo” narcisista aparecerá inicialmente con una actitud agradable y seductora. Nos colmará de amabilidades y nos adulará, por lo que a él le llame la atención de nosotros. Suele ver nuestras cualidades como parte de un trofeo que quiere conseguir para su colección: currículum y titulaciones, nivel de prestigio, belleza, inteligencia, contactos, cargo que ocupamos, éxito o cualquier otra cualidad que le sugiera poder, influencia o capacidades que pueda aprovechar para sí mismo o para mostrarte en sociedad como una de sus nuevas adquisiciones. A mí me llama la atención cómo presentan a otras personas, señalando facultades externas relacionadas con el listado que acabo de mostrar.

Cuidado con la estrategia inicial del bombardeo amoroso y la hábil seducción al que nos pueden someter. Nos dirán todo tipo de halagos, adulaciones, expresiones de afecto máximo, aparente mostrar interés por nosotros y por nuestras vidas. Los más inteligentes nos estudiarán atentamente, para aportarnos lo que suponen que es lo que más nos gusta escuchar. Detectarán nuestros puntos de vulnerabilidad para ofrecernos primero ayuda, y con el tiempo para cuestionarnos por tener esas mismas fisuras. Como a todos nos gusta que nos traten bien, reconozcan nuestras virtudes y nos ofrezcan ayuda ante nuestras dificultades, podemos caer en la trampa de pensar en que por fin hemos encontrado una persona realmente amable y sensible que tiene un genuino interés por nosotros (sobre todo si son hábiles e inteligentes en sus estrategias). 



¿Cómo detectarlos en esta fase? Lo más importante es darnos cuenta de que no es normal tanta adulación o interés desmedido sin conocernos. Las amistades reales se van dando progresivamente, sin tanta exaltación y expresión de una súbita sintonía. También veamos en qué se fijan de nosotros y qué nos alaban. ¿Son elementos externos, como los ya señalados? ¿Se fijan mucho en aspectos nuestros de los que obtener beneficios de cualquier tipo? ¡Cuidado! 

También es posible que detectemos pequeñas mentiras desde la fase 1. Desde la exageración en su manera de describirnos, a la expresión de que han leído (si publicamos algo) todas nuestras publicaciones desde el Pleistoceno (es fácil detectar que no es verdad), o que son grandes amigos de personas importantes (a algunos les gusta presumir de amigos diversos), o bien veremos alguna exageración o empeño en mostrar sus méritos profesionales, personales, etc. Veremos en esto una forma de dialogar muy centrada en su yo-yo-yo. Tienen que causar buena impresión y acaban hablando demasiado de sí mismos y de sus grandes capacidades, intereses, sensibilidades. Observemos también cómo nos escuchan. ¿Escuchan realmente? ¿Ponen interés en lo que les estamos diciendo? ¿Se acuerdan posteriormente de algo que les hemos contado? ¿Mantienen su palabra en pequeñas cosas que afirman que harán, conseguirán, etc.? ¿Cómo reaccionan si en algo argumentamos en contra de lo que ellos afirman como verdad? (no muy bien). Y una clave importante, ¿qué empatía tienen? Dado que estarán en fase de seducción con nosotros, es más fácil verlo con las personas que ellos consideran de “menor nivel”, como camareros, porteros u otros a los que clasifican por debajo (el desarrollar ese tipo de ranking social también es parte de lo que les define). Con esas personas a las que ven como inferiores, se verá claramente su actitud de cosificación y falta de respeto, la arrogancia, la exigencia y la superioridad. Por ejemplo, pueden actuar con sumo desprecio y hasta con agresividad ante un mínimo fallo de un camarero, al ponen por debajo de sí mismos. En el otro extremo, veremos su veneración con quienes ponen en un “nivel superior”, con quienes se comportarán de forma servil y hasta sumisa, porque son “gente importante”. Es frecuente en las personalidades narcisistas no saberse comportar a “nivel horizontal”, es decir, para ellos, las personas son superiores o inferiores. No hay iguales, no entienden el sentido de comportarse de igual a igual. En todo caso lo fingen.

Además, están constantemente en una especie de “personaje” que repite estereotipadamente gestos, frases, expresiones grandilocuentes, buscando el feedback de los demás. Les veremos muy atentos a los demás, pero para ver qué provocan en ellos. A veces podemos confundir esto con auténtico interés y empatía.

Cuando ese “amigo” narcisista cree que ya nos ha camelado o cuando realmente lo ha hecho y pensamos que estamos en un lugar seguro, se irá relajando y podremos empezar a captar más cosas: 

- Cómo hablan de los demás: son criticones, a veces de forma cruel, por detalles mínimos, explayándose contra quienes no están en su corte de seguidores abducidos. Claro, cuando no están delante.

- Su actitud complaciente: nos prometerán cosas que después no harán, especialmente si les suponen algo de esfuerzo o trabajo.

- Su nivel de exigencia: has de pensar como ellos o satisfacer sus necesidades emocionales de reconocimiento, afecto, feedback inmediato, hacerles favores, etc. Si no, aparecerá la furia narcisista o harán mutis por el foro, es decir, desaparecerán súbitamente de esa estupenda “amistad” que se supone que tienen con nosotros.

- Sus valores: antes o después vemos su trato hacia otros o su manera poco ética de andar por el mundo.

- Su falta de transparencia. Y no entenderán a alguien que se comporte con transparencia, ya que ellos no son así.

- Su falta de congruencia: dicen unas cosas y hacen otras, continuamente.

- Cómo se miden con nosotros: cuidado con superarles en algo; eso mismo por lo que nos admiraban puede generarles una tremenda irritación si destacamos más que ellos (son muy envidiosos).

- Su falta de confianza en tu sinceridad o en ti, en general: dudan, por ejemplo, de tus expresiones de afecto o de tu lealtad, porque no pueden concebir que alguien actúe desinteresadamente.

- Su desconfianza en tu aprecio: no creerán que puedes tenerles un cariño genuino, pues entienden la vida como meros intercambios y no conciben la existencia del amor real. También, como viven instalados en una farsa, pueden creer que si les quieres es porque te han engañado (de manera consciente o inconsciente). Tampoco creen que alguien pueda hacer algo de lo que ellos no son capaces, querer desinteresadamente.

- Su tendencia a la mentira: desde lo más nimio a lo más importante.

- Sus actidudes manipuladoras: seducir (con el bombardeo amoroso), mentir, hacer “luz de gas” (te culpan de lo que ellos hacen mal, por ejemplo), intermitencia en las relaciones, castigos desmedidos por pequeños errores, etc.

- Sus agresiones directas o indirectas: a veces muy sutiles, pero que pretenden hacer sentir culpable de sus malas actitudes (si cometen alguno de sus errores, y protestas por ello, dirán que eres neurótico/a, susceptible, etc.) o bien tratarán de ponerte en una posición de inferioridad (señalando tus defectos, inadecuaciones, etc.).

- Su hipersensibilidad ante las críticas o correcciones. En algunos casos, pueden desencadenarles una tremenda furia y resentimiento las críticas o correcciones mínimas.

- La actitud evasiva, o incluso la desaparición súbita o intermitente, sin que haya una explicación. Y, si se la pides, solo obtendrás respuestas confusas o ataques (te dirán que si preguntas es que tienes problemas o si es que estás enamorada/o de ellos, porque te inquietas por sus fluctuaciones en la relación, por ejemplo). A veces llamo el “síndrome del Guadiana” a esa desaparición súbita e intermitente; veremos que, aunque parecen ser grandes amigos tuyos, súbitamente no sabes nada de ellos y pasado el tiempo otra vez aparecen como grandes amigos y así sucesivamente. No busquéis explicaciones a su intermitencia, no os las darán.

- Demoras excesivas cuando quieres tener una conversación seria con ellos. El miedo a la confrontación o a exponerse a cualquier crítica les puede hacer entrar en pánico y evadirse lo más posible.

- Demandas de atención inmediata cuando ellos lo precisan.

- Su falsa amabilidad: tratarán de complacerte, especialmente si quieren algo de ti, pero por detrás te criticarán y plantearán tus necesidades como algo absurdo o caprichoso.

- Doble cara: sonrisas y halagos frente a ti, críticas injustas a tus espaldas.

- Actitud competitiva contigo: te dediques a lo que te dediques, ellos saben más que tú. Te pretenderán dar lecciones y correcciones sobre tu ámbito profesional, pretendiendo incluso corregir lo que sea fruto de un intenso estudio y de años de experiencia. Con el tema de la pandemia me encuentro a unos cuantos dando “homilías” aleccionadoras, o corrigiendo a los científicos expertos, por haber leído un par de artículos periodísticos, haber visto unos vídeos de you tuve o leído cualquier otra fuente de información que exaltan y absolutizan. Es curioso que veo más estas actitudes entre quienes sostienen discursos que niegan la evidencia científica, simplifican lo que está pasando o caen en visiones conspiranoicas.

Como esta entrada ya me ha quedado bastante larga, en otro post hablaré de cómo comportarnos ante estas actitudes. Lo principal es poner distancia y claro, no creernos que son realmente nuestros amigos. 


*Imágenes de Pixabay (LeandroDeCarvalho)


1 comentario:

Anna dijo...

Me parece muy interesante esta publicación, Maribel.
Creo que en los tiempos en los que vivimos, es muy común encontrarse con este tipo de perfiles, y a veces, puede ser difícil detectarlos y que pasen desapercibidos. Creo que es importante escucharnos con atención. A veces, nosotros mismos "notamos" que alguna conducta parece extraña o que "no cuadra", y nuestra intuición nos avisa de que algo no va bien. Creo que es importante tener en cuenta estos "avisos" o signos de alarma, ya que nos dan más información de la que pensamos. En ocasiones creo que lo dejamos pasar pensando "va, son imaginaciones mías", y a veces lo pueden ser, pero otras habrá que no.

Saludos y gracias por tus reflexiones.


Un abrazo.