domingo, 24 de octubre de 2010

¿DE QUÉ DEPENDE NUESTRA FELICIDAD?

Hace unos días leía en una noticia que una científica (Sonia Lyubormirsky), afirmaba en el I Congreso Mundial de la Felicidad, que los genes determinan en un 50% el grado de felicidad que puede tener una persona. El 40% restante de esta felicidad dependería, según la misma autora, de las “circunstancias personales de cada individuo” y un 10% de sus comportamientos. Estos datos me generaron perplejidad, pues es imposible determinar científicamente esto, con la exactitud señalada por esta mujer, y por otro lado, me parece que en sus afirmaciones se pone de manifiesto una cierta superficialidad. Al menos esa ha sido mi primera impresión (quizás equivocada).

Los procesos mentales humanos son complejos y están afectados por numerosos fenómenos y por eso, se habla de multicausalidad. Se dice que quienes somos, en parte viene condicionado por unos genes (que no determinado, como dice Sonia Lyubormirsky), cuya expresión, se ve influida por factores ambientales, educación, experiencias vividas, etc, configurando todo ello el fenotipo. A su vez, el fenotipo es parcialmente modificable. Por ejemplo, si alguien está obeso, por causa de una predisposición genética, se sabe que esta obesidad se puede revertir con dieta y sobre todo con ejercicio de unos 30 minutos diarios. Con ambas cosas, se ha visto que se puede controlar esa predisposición y que una persona obesa puede acabar teniendo un aspecto normal, a pesar de sus genes. Si esto ocurre, con un fenómeno como el de la obesidad, que no tan complejo como la felicidad o infelicidad, ¿no podemos pensar que haya algo modificable en nuestros cerebros? Además, se sabe que los genes que organizan el cerebro tienen más plasticidad (son más moldeables) que los que organizan otras partes del cuerpo y se ha comprobado en estudios con psicoterapia, que ésta modifica la expresión génica, mediante nuevos aprendizajes (según ha demostrado el premio Nobel Erik Kandel). De ahí mis dudas con el determinismo genético. Esto no quiere decir que niegue la influencia de los genes, sino que me parece que hay más factores que influyen en nuestra forma de ser, y por ende, en nuestra felicidad.

A esta señora yo le preguntaría, que si no cuenta nada para la felicidad las personas que uno se encuentra en la vida y el amor que se nos proporciona (quizás a eso se refiere ella con circunstancias), que si no influye nada la dimensión espiritual, la motivación para vivir (que se puede encontrar a pesar de pasar por un estado depresivo), el sentido de la vida, nuestras decisiones personales, etc. Todo ello, tiene que ver con el mundo interior y el manejo personal del mismo, al que no parece hacer alusión esta autora. Además, ¿cómo se explica desde sus teorías que las personas que hacen oración o meditan sean más felices? Me pregunto si pensará que el orar o el meditar dependen de los genes. También suelen tener más felicidad los altruistas. ¿Será que eso viene de fábrica? Si solamente un 10% de nuestra vida, depende de nuestros comportamientos, parece haber poco margen para que personas con genes perturbados, o que hayan vivido malas experiencias sean felices. Pues solamente podrían modificar un 10% de la totalidad. Sí que haríamos encaje de bolillos los psicoterapeutas.

Si entráis en la página web de la autora, podréis ver más de sus planteamientos sobre la felicidad; centrados en las conductas, cogniciones, genes, uso de las memorias, etc. Estando casi todo reducido, fundamentalmente a procesos cognitivos y motivacionales. Si las personas que me quieren me dijeran que mi vida consiste en procesos cognitivos o motivacionales, me sentiría caricaturizada, reducida a reacciones mecánicas y automatismos, con poco espacio para mi elección personal. Prefiero pensar, que aparte de nuestros genes, comportamientos y circunstancias, el ser humano tiene un margen mayor para su elección y libertad personal, que las relaciones humanas son importantes y que puedo elegir mi actitud más allá de las circunstancias que me toque vivir. Considero que la dimensión espiritual aumenta mis grados de libertad, pues esa es mi experiencia y que lo más profundo del ser humano (de todos y cada uno) es un gran misterio, cuyo porcentaje de influencia va más allá de los porcentajes, mediciones y objetivaciones de los científicos. Si hay algo misterioso, único e irrepetible en las personas (a pesar de sus parcelas oscuras de infelicidad, maldad, etc.), es posible que de esa dimensión misteriosa pueda emerger una felicidad más profunda y auténtica, pues es probable, dado que así lo cuentan muchas personas.  Algo que nos sobrepase o quizás no entendamos, algún día nos eche una mano, o simplemente, algo en nosotros nos haga abrir un poco más los ojos. Y no creo que esto esté inscrito solamente en mis genes, salvo que los genes sean el Grial buscado, en el que se hallen todas las respuestas. Quién sabe…


11 comentarios:

Miguel dijo...

estimada compañera, coincidimos en la denuncia del "abuso" de la genética, de la excusa basada en la genética "es que yo tengo estos genes, que le voy a hacer"; de la absurdez de la estadística facilona(un 97,5 por ciento de las estadísticas no son contrastables) y la falta de profundización en la historia personal, defendiéndonos del otro mediante estudios que se quedan en lo intelectual.
Deberíamos de hacer una asociación "en defensa del buen nombre de la genética" ;-)
por cierto este articulo sobre caracteres adquiridos y pasados a generaciones posteriores es sorprendente:
http://cesartomelopez.blogspot.com/2010/10/rotiferos-la-prolongacion-de-la-vida.html

Un afectuosos saludo:
Miguel

Mtro. Miguel Angel Castillo dijo...

Por: Miguel Angel Castillo (México, DF)

Me parece que estamos ante el viejo y superado debate sobre la influencia de lo genético o lo social, en el desarrollo humano y sus manifestaciones como la felicidad.
Creo que a estas alturas de la sociedad de conocimiento, nadie puede reducir el discurso de la vida afectiva y psicológica a uno solo de estos factores.
Desde la mirada del pensamiento complejo que genera Edgar Morin, es poco probable que la felicidad humana pueda ser explicada y definida desde uno o dos factores que inciden en nuestras vidas y en la cultura planetaria.
A partir de esta mirada, sería interesante preguntarse ¿Porqué el hombre y la mujer del siglo XXI necesitan un Congreso sobre la Felicidad?

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con tus apreciaciones, Maribel. Aunque cada uno nace con una configuración cerebral particular que le condiciona en gran parte su personalidad, tenemos la posibilidad de trabajar para poder modificarla. Como bien dices, el cerebro es muy flexible y a través del entrenamiento, podemos ser más felices, o por lo menos, menos infelices.
Precisamente estoy leyendo "En defensa de la felicidad", de Mathieu Ricard, un monje budista francés al que la ciencia ha reconocido como el hombre más feliz del mundo (supongo que por aquí ya le conoceréis). Aunque evidentemente no se puede saber si lo es o no, se ha podido comprobar que debido a la meditación y al entrenamiento mental a lo largo
muchos años, este hombre no suele general pensamientos negativos, por lo que vive en un estado de beatitud continua. En su libro, incide mucho en la flexibilidad cerebral y como apuntas, en entrenar la mente como cualquier otro músculo para generar pensamientos positivos.

Un saludo.

Anónimo dijo...

No conozco ni he conocido a un niño infeliz que se desarrolle en un entorno adecuado el cual puede ser muy simple, por tanto algo a tener en cuenta es que venimos con la felicidad incorporada de serie, su reflejo es la alegría, energía, curiosidad, creatividad, armonía, un niño sin ir mas lejos. Por tanto nuestra felicidad no es dependiente, no depende de nada, la dependencia si la hubiera seria a lo que la oculta, o ha lo que creemos que nos lo puede proporcional creando la dependencia de lo externo . Todo es mente, y para que surja lo natural ha de estar tranquila y en paz, al final todos los caminos son revertir el estado de guerra de la mente que vira entre la preocupación, la ansiedad, el descontento, los deseos, la búsqueda, los condicionamientos del pasado, las heridas psicológicas y el verdadero enemigo de la felicidad, el "Tiempo" que da la esperanza futura de felicidad., sentando las bases para preocuparse, estar descontento deseando y buscando fuera mientras se sigue dando las mismas respuestas por estar totalmente condicionados arrastrando las heridas.

La mente es tiempo y la meditación detiene la mente por tanto te deja en el no tiempo, feliz como un niño. El tiempo vuelve y con el la guerra y vuelta a empezar..... El estado de paz y tranquilidad es un diamante por que incluso en la mayor de las penurias y malos momentos la felicidad brilla transmutando la emocionalidad ansiosa en profunda tristeza.

Bueno Maribel todo esto es lo que me digo a mi mismo, y me gusta compartirlo, por que estoy empezando a investigar el estado meditativo y me estoy llevando muchas y agradables sorpresas a pesar de mis genes.....

Un saludo

Juan Manuel

Jorge Tamames dijo...

Muy interesante. Cada día me resulta más evidente que es necesario replantear nuestra concepción de lo que es la felicidad. Es un tema al que llevo dándole vueltas unas semanas.

Maribel Rodríguez dijo...

Muchas gracias por vuestros comentarios a todos.

Miguel, estoy de acuerdo con lo que dices y el link que recomiendas me parece muy interesante.

Miguel Angel, no todo el mundo ha superado el debate, como se desprende de las opiniones de la autora que cito. Gracias por la alusión a Morin. Y muy buena la pregunta. Buscar su respuesta pondría de manifiesto las grandes carencias de los hombres de nuestro tiempo.

Megamazinger, sí conozco a Mathieu y por eso hice la afirmación sobre la meditación. Aparte de la meditación, hay otros métodos, como la hipnosis o ciertas psicoterapias que buscan lo mismo. Aprender a usar el cerebro y la mente, de mejor manera.

Juan Manuel, no depende la felicidad de nada, cuando uno está iluminado o ha llegado a una cierta ecuanimidad. Para los niños pequeños sí depende y también para los adolescentes. Están muy bien tus reflexiones sobre la meditación y enhorabuena por animarte a investigar sobre ello.

Saludos

Maribel

Anónimo dijo...

Si por dependencia entiendes proporcional un entorno adecuado y guía para recuperar parte de lo que se ha ocultado en el camino, o de lo necesario para que se exprese lo que es natural, hablamos de las condiciones del terreno para que nazca y se desarrolle la flor, por tanto hablamos de que la expresión de lo que ya esta "Felicidad" es lo dependiente , solo la forma, la belleza "Felicidad" esta incluida en la semilla viene de serie. Ahora me acabo de encontrar sincronicamente a tu alusion sobre los adolescentes, este link que nos habla de como depende la expresión del terreno donde se cultiva y como se observa a la flor. No hemos de olvidar al observador, lo que mira siempre es un reflejo de sus contenidos. Y esto ....Maribel...es de largo,..... algo cuasi metafísico.

http://www.lavanguardia.es/cultura/noticias/20101026/54059567575/sanchez-drago-reconoce-en-su-ultimo-libro-que-se-acosto-con-dos-ninas-de-13-anos.html

Un saludo

Juan Manuel

Psicología Junguiana dijo...

Hola Maribel:

Muy buena entrada, enhorabuena.

Esta es una muestra más del materialismo que impera en las ciencias. Sobre las semillas del materialismo he publicado recientemente varios ensayos en mi blog. Se trata del zeitgeist de nuestro tiempo, del que pocos se dan cuenta.

Un saludo

José

José Luis S. dijo...

Hola Maribel.

Hoy encontré un ratito y entré en tu blog. Me alegra enormemente comprobar lo bien que te van las cosas.

Enhorabuena.

Carlota dijo...

Maribel, me esta encantando tu blog por momentos!!!

Me ha gustado mucho la perpectiva de la felicidad como algo parcialmente influido por la genética. Lo dgo por mi propia experiencia.

Siempre me he considerado una persona esencialmente feliz. Incluso en eso momentos en los que la vida me ha ido más mal que bien he sido consciente de un poso de felicidad que sempre ha estado ahí a pesar de las tristezas pasajeras.

Como es algo de mi misma que me ha resultado curioso, he tratado de fijarme en otros y ss circunstncias.Y realmente he visto personas que, viviendo en entornos más estables, más acomodados y con menos presiones que el mío, eran casi todo el tiempo infelices.

Me da mucho que pensar esto de la felicidad con base genética y no lo veo superficial. Creo que es un enfoque que puede ayudar mucho en lo personal y en lo profesional.

Gracias por dar voz a esa tendencia, aunque no estés muy de acuerdo con ella.

Saludosssssssss

Maribel Rodríguez dijo...

Gracias a todos por los comentarios.

Juan Manuel, lo del observador es algo fundamental y como observa y ve la realidad es un reflejo de como es él mismo (como se puede desprender de la noticia).

José Antonio, gracias. Ya sabemos como va lo del materialismo en las ciencias... Algunos, como tú y yo, intentamos sacar la cabeza de ahí y mirar un poco más allá.

José Luis, gracias por asomarte por aquí y por tus palabras.

Carlota, me alegro de que te hayas "encantado" con mi blog ;-).

Quiero aclararte que no niego la influencia de la genética, sino la cuestión de dar una cifra tan precisa como un 50%, que es imposible comprobar. Por otro lado, como ya he dicho, aunque uno tenga unos genes un tanto "chungos" se los puede "reeducar". Si uno viene con una buena genética, que le ayuda a ser feliz, es estupendo, pero ¿y si no? Le decimos a la gente que como sus genes son malos no hay nada que hacer?

El tema es complejo y no puede reducirse sólo a los genes o a las circunstancias. La mente es más compleja de lo que podamos imaginar y más moldeable de lo que nos atrevemos a practicar.

Un abrazo

Maribel