El
vivir un duelo anticipado supone experimentar gran sufrimiento y dolor, y puede
poner a prueba nuestros recursos internos para seguir con la vida cotidiana.
Esta situación nos confronta con la muerte de nuestros seres queridos, a la vez
que nos pone delante las grandes preguntas sobre el sentido de la vida, el
sentido de la muerte o el sentido del sufrimiento. La búsqueda de sentido, ante
estas situaciones de sufrimiento o de confrontación con la muerte, se ha
mostrado como un factor muy importante en la adaptación y superación de las
mismas, pues posibilita una comprensión más profunda y una fuente de recursos
internos, que se han de hacer conscientes para seguir adelante e incluso
posibilitar una transformación psicoespiritual. Una transformación que nos
posibilita encontrarnos con nuevas dimensiones de nosotros mismos que antes desconocíamos
o que nos fortalece ante nuevas situaciones de dificultad.
Para
Viktor Frankl (1990), la transitoriedad de la vida puede ser un estímulo para
emprender una acción responsable, pues al darnos cuenta de que nuestro tiempo
se acaba, vemos que es importante aprovecharlo y no posponer lo importante
indefinidamente. Ante dicha transitoriedad de la vida tenemos la oportunidad de
desarrollar nuestra creatividad, de encontrarnos con vivencias profundas de
encuentro interpersonal y de desarrollar valores de actitud. En relación con
todo ello, Frankl (1988) sostiene que lo importante no es lo que la vida me
puede dar, sino lo que puedo dar yo a la vida. Idea que es perfectamente
aplicable en esta situación, para cambiar desde la estrecha perspectiva del
dolor a la apertura de consciencia que implica darnos cuenta de que hay algo
que podemos hacer.
En
un duelo anticipado, en el que nos damos cuenta de que el tiempo con un ser
querido se está acabando, el pararnos a pensar en lo que podemos aportar más
allá del dolor que experimentamos, nos puede ayudar a darnos cuenta de lo
importante que es concentrarnos conscientemente en lo esencial, en las
cuestiones profundas de la vida, aprovechando el momento presente con
intensidad y dando un espacio para la comunicación más auténtica con la persona
que va a morir, posibilitando la expresión de los sentimientos más profundos,
la despedida, el perdón, la gratitud, la resolución de asuntos pendientes, etc.
A su vez, si todo ello se conecta con la necesidad de encontrar una fuente
última de sentido de la vida, que también incluya a nuestra finitud y a nuestra
trascendencia, supone la posibilidad de una vivencia espiritual profunda tanto
para quienes viven el duelo anticipado, como para la persona que va a morir.
Resumen de la ponencia que daré mañana (28 de noviembre de 2014), en Valencia, en el congreso "Duelo anticipado y sentido", que organiza la Asociación Viktor E. Frankl. Tenéis más información en este link:
http://www.asociacionviktorfrankl.org/setescapa/resources/DueloAnticipadoySentido_Tri.pdf
1 comentario:
Maribel estupendo el articulo , me ha encantado yo pienso asi y me ha dado alegria, porque a veces me dicen que soy rara porque pienso asi. creo que no podemos compadecernos tanto cada momento llega y es entonces cuando tienes que hacer lo que tu cuerpo te diga,. eso no quiere decir que yo sea de hierro pero lo digo con conocimiento.
por circunstacias en casa hemos pasado mucho pero siempre he dicho, no sufrir antes de tiempo ya llegara ese momento ..
Y prepararnos para lo que tenga que pasar. perdoname porque me he extendido pero esto no se suele hablar con todo el mundo no se sise puede hacer para que no se vea no me gusta escribir mucho por eso. Gracias Maribel
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