Muchas personas que han recibido un diagnóstico psiquiátrico
se definen a sí mismas con el mismo diagnóstico que se les ha dado. Por
ejemplo, una persona que tiene un diagnóstico de trastorno bipolar, nos puede decir
“soy bipolar”, al igual que alguien con un diagnóstico de trastorno boderline,
puede presentarse diciendo “soy borderline”, o alguien con un diagnóstico de
psicosis puede decir “soy psicótico”.
Hace algún tiempo me escribió un señor que en su primera frase
me escribía: “soy un psicótico crónico”. Recuerdo que le respondí diciéndole que nadie es “psicótico crónico” y que en todo caso sería una persona que padece un trastorno psicótico crónico. Añadiendo que lo que le define no es una "enfermedad" sino muchas otras cosas de su vida.
Me resultó sorprendente que ante algo tan obvio me respondiera con grandes muestras de gratitud, planteándome que el darse cuenta de lo que yo le decía cambiaba su panorama existencial, aportándole una dignidad que no conocía. Nunca se había planteado esto y decía sentirse aliviado por mis comentarios. Le abrían una nueva perspectiva que le resultaba fundamental para retomar su identidad de ser humano más completa y para reconocerse como persona.
La etiqueta "psicosis crónica" es un diagnóstico y no una
identidad. Nadie es psicótico crónico, al igual que nadie es una
apendidicitis. Él, y otros muchos, serán personas que está
diagnosticada con una psicosis crónica, que es un trastorno que puede haber
dañado una parte de su funcionamiento cotidiano. Pero su persona es mucho
más que cualquier etiqueta diagnóstica, pues ante todo son seres humanos, dotados de diferentes dimensiones, aspectos, etc. De los cuales unos pueden estar bien y otros
no. Su persona, al igual que en otros casos de personas diagnosticadas de trastornos mentales, es mucho más que su supuesto trastorno y en ella hay también
partes sanas, que no están dañadas por su problema psiquiátrico.
Situaciones como la que menciono se repiten diariamente en
mi práctica clínica y en mi vida cotidiana. Las personas se presentan diciendo
“soy borderline”, “soy bipolar”, etc. Con el problema añadido de que si se creen que son su diagnóstico se reafirman en ello, y si ese “algo” es un trastorno mental
pueden quedarse apegados a su sintomatología porque retroalimenta su propia identidad. Lo que puede llevar a que una persona etiquetada con un determinado diagnóstico acabe creyendo que no puede salir de sus síntomas y
comportándose como le dice el manual psiquiátrico de turno que se tiene que comportar,
pensando que no puede hacer otra cosa y perdiendo aún más libertad que la que
su propio trastorno supone. Para colmo, el modelo biomédico que tanto peso
tiene en la psiquiatría le hará esperar una pastilla mágica o que alguien toque
alguna tecla oculta en su cerebro que le cure milagrosamente. Todo lo cual contribuirá a que haga más
bien poco por superar su supuesta enfermedad, aumentándose el sufrimiento, el
enredo y el trastorno…
¿Por qué tantas
personas han llegado a creer que SON sus diagnósticos? ¿En qué están fallando
la psiquiatría y la psicología
para que se genere semejante confusión?
9 comentarios:
No confundir lo que se hace con lo que se es, les provocaría un serio disgusto a los profesionales, también a los que se etiquetan a través de una ideología o preferencia religiosa.
Es un trastorno de la vanidad compulsiva.
Aprender a diferenciar y a reconocer lo que verdaderamente somos en esencia, de las etiquetas que nos ponen en la vida, no sólo en el caso de enfermedades diagnosticadas, sino en general. Me parece que esta reflexión aplica para todos los aspectos de la vida.
de acuerdo, nadie es su diagnóstico, hay que mantener esa postura sin llegar a extremos, como a veces veo, en el que se pretende que no existe patología por considerar que la fenomenología es la mejor manera de describir las emociones humanas, y eso tampoco es exacto, porque existen dificultades emocionales que van más allá de lo que la cultura designa por "normal" o "promedio", si bien éstas son definiciones relativas , sí las necesitamos para regular nuestras relaciones, por ejemplo, una persona severamente "deprimida" no puede trabajar igual que alguien que no presenta esa condición.
Hola Maribel, soy ex alumna de Lupita Medina.
Me encanto tu escrito, yo tengo un hijo que han señalado los psiquiatras con trastornos parecidos y a mi mama también me ayuda a ver a mi hijo en otra dimensión, Abrazos.
Hola:
Creo que vienes a mi vida después de preguntar ¿Ahora cómo sigo apoyando a mi hijo después de presentar un cuadro psicótico y haberse aventado de la azotea? ¿Cómo puedo ayudar a la sociedad para que se sensibilice ante las personas diferentes, con estas manifestaciones y como psicoterapeuta gestalt cómo poner al servicio mi experiencia de vida? Espero seguir en contacto.
Leía un texto que decía que la mayor adicción del Ser Humano es Ser alguien “Yoismo”, en vez de simplemente Ser.
En nuestra sociedad donde el individuo es una marca, las etiquetas son el Photoshop sobre la imagen a presentar en Sociedad, toda etiqueta que devalúe a la marca personal de manera negativa como un diagnostico de enfermedad será una losa para su potador.
El Yoismo tiene un precio para los perdedores, y un plus para los gloriosos ganadores. La solución es simple pero no sencilla, porque es simple recuperar lo que nunca se ha perdido, donde simplemente “Ser” es total dignidad, majestuosidad. Y es difícil porque en el último lugar que miramos los humanos como referencia, es a la simplicidad de Ser uno mismo sin más, y se mira el mundo como se mira uno a si mismo.
En fin tenemos mucho que aprender.
Probablemente el fallo tiene que ver con que se nos olvida que precisamente trabajamos con personas y no con enfermedades... En mi experiencia también mis pacientes se sorprenden cuando a firmo lo mismo que tú... y generalemnte ya el hecho es bastante terapéutico...
Es agradable descubrir compañeros que piensan parecido...
La autocrítica es la única manera de no perder de vista el verdadero significado qyue deberóia existir detrás de nuestras intervenciones...
Un saludo cordial!
Hola conozco a alguien diagnosticado como sicotico. Esta en tratamiento y le va bien. No deja de tener la enfermedad que tiene. Pero al menos vive y aunque diversas teorías digan que es alguien que no puede disfrutar, que carece de deseo, o que no demuestra emociones. Yo veo todo lo contrario. Quizás ha sido mal diagnosticado o quizás simplemente es que tiene es como dices tú. Es más que una enfermedad. Es una persona.
La vanidad del Yoismo. No solo pasa con los trastornos en psiquiatría, en la vida diaria la mayoría de la gente se presenta diciendo: soy el doctor tal, soy maestro de, soy ingeniero, soy albañil, soy ama de casa, soy mamá, soy hijo, soy esposa, soy marido.... y cuando acaba esa etapa por la que se definen, por ejemplo, cuando llega la jubilación muchas personas caen en depresión pues pierden su 'identidad yoica' que les hacía ser y actuar y sobretodo autovalorarse como alguien productivo, y ahora ya no, pues pierden su 'Yo'. Igual pasa con los viudos que pierden a su pareja, con las madres cuando el nido se queda vacío, etc etc etc. Así que todos nos etiquetamos y etiquetamos a los demás en función del rol que ejercen en cada momento. También sirve para los niños y adolescentes 'soy gordo', 'soy listo' 'soy el gracioso' 'soy la ayudadora' 'soy la tímida' 'soy la popular' 'soy el deportista' (todos los ejemplos sirven para ellos y ellas independientemente del sexo). Así que si a un niño le dicen 'eres torpe' se volverá torpe hasta el fin de los días porque es una etiqueta integrada en su inconsciente más profundo. Así cualquier etiqueta como 'soy o eres borderline, psicótico, bipolar, alcohólico, agresivo, mala madre, mal padre, mal hijo, mala hija, mal trabajador,' es el mismo tipo de etiqueta. Todos las llevamos y nos identificamos con ellas. Hay que desidentificarse de ese Yoismo porque no eres tu etiqueta, no eres tu enfermedad, no eres ese tipo de carácter, no eres tu enfermedad sea la que sea, eres mucho más que eso. Eres esa etiqueta y muchas mas cosas. Tanto si desaparece tu trabajo o ya no eres marido, ni esposa, ni madre, ni padre, ni hijo, ni hija, ni enfermo, ni trabajador, sigues siendo tú. Desidentifícate de tus roles. Eres ellos durante un tiempo, a veces toda la vida, y a veces tramos de ella. Puedes ser ingeniero y al mismo tiempo bipolar y padre y deportista y torpe y divertido. Entonces ¿por qué le damos tanta importancia a UNA SOLA ETIQUETA? Todas aportan algo, tanto las 'buenas' como las 'malas'. En mi opinión no hay buenas ni malas. Hay las que hay y punto. Hay que aceptarse cada uno como es con todo el pack completo así como aceptar a los demás como son con el pack completo. Lo que hay que hacer es mas compasión hacia uno mismo, más perdón hacia uno mismo igual que más compasión desde el corazón... CON-PASIÓN hacia los demás.
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