domingo, 29 de mayo de 2011

¿USAR INTERNET NOS HACE MÁS TONTOS?


Desde hace tiempo me pregunto si el uso de Internet estará limitando nuestras capacidades mentales. Se pierde, con frecuencia, más tiempo del deseado navegado por la red, muchas relaciones sociales se sustituyen por relaciones virtuales, se tiene menos tiempo para leer libros, para escuchar música o para pasear. Incluso, a veces podemos sustituir la información obtenida en Internet por la que está más rigurosamente elaborada en un buen libro o en un trabajo científico.

Todos hemos perdido alguna vez el tiempo, que podría haberse invertido en algo más interesante, en navegar por Internet y si hemos estado demasiado tiempo frente al ordenador, habremos podido notar un cansancio mayor del habitual, a la vez que una mayor actividad mental que nos dificulta iniciar el descanso nocturno. De hecho, ya hay quién contraindica usar el ordenador antes de ir a dormir, pues se produce una cierta activación e irritabilidad, cuando se está mucho tiempo en ello.
Revisando el tema por la red (como no, casi todos revisamos muchos temas por la red), me encuentro dos opiniones contrarias.

Por un lado están los expertos que aseguran que Internet aumenta nuestra inteligencia (Janna Quitney Anderson y Lee Raine) o que, incluso, puede hacer emerger nuevos tipos de inteligencia (Jamais Cascio). La inteligencia que parece aumentar, el uso de Internet tiene que ver con una mejor comprensión lectora, capacidad de escribir y una mejor capacidad para resolver problemas. Pero esto no es más que un tipo de inteligencia. Ya se sabe que la inteligencia abarca muchas más funciones psíquicas.

Algunos interpretan que el aumento del coeficiente de inteligencia en muchas personas del mundo, podría estar relacionado con el uso de las nuevas tecnologías, pero ¿sólo es por eso? ¿no pueden estarse dando otros factores que se nos escapen?

En el otro extremo están los expertos, como Nicolas Carr, que asegura que el uso de la red y de sus buscadores limitan nuestra capacidad de concentración, además de que, en Internet hacemos una lectura más rápida y superficial, por lo que no nos detenemos a leer en profundidad los textos y por lo tanto, tampoco los comprendemos bien. Es interesante la afirmación del autor, al diferenciar la lectura en Internet de la lectura de un libro: "el tipo de lectura profunda que una secuencia de páginas impresas promueve es valioso no sólo por el conocimiento que adquirimos de las palabras del autor, sino por las vibraciones intelectuales que esas palabras consiguen poner dentro de nuestra propia mente".

En relación con estas cuestiones me pregunto qué aporta Internet a nuestra inteligencia emocional. Quizás las nuevas formas de relacionarnos por Internet nos hagan desarrollar nuevas capacidades, aunque limiten otras. Ganamos en capacidad de comunicarnos por escrito, pero quizás perdemos práctica en interacción social en directo. Además, el tener respuestas inmediatas, puede hacer que seamos más perezosos para otros mecanismos de búsqueda, que no supongan ese tipo de respuesta rápida, como es introducir un término en Google y encontrar algo, rápidamente, al respecto. Por otra parte, parece que Internet puede favorecer ciertos tipos de trabajo colectivo, la difusión de la información e incluso la rebeldía.

Yo personalmente no sé si soy más tonta o más lista desde que empecé a usar Internet en el año 95. Sí que percibo que me tienta la comodidad de la red y que hay cierto tipo de libros que me cuesta más leer, por requerir más concentración, esfuerzo, persistencia. Con respecto a las relaciones sociales no las he perdido y sí he recuperado antiguos amigos y he encontrado nuevos, gracias a la red. Pero soy consciente de que las relaciones que se mantienen sobre todo por Internet, resultan más superficiales y con ello no digo menos interesantes. Pero no creo que la red pueda sustituir a la relación directa y personal. Quizás para los más tímidos esto suponga una reducción del conflicto de la interacción interpersonal, pero también puede suponer un acomodamiento en la incapacidad disfrazada de virtud.

En fin, estas son las cosas que ahora se me ocurren. ¿Habéis experimentado que Internet aumente o disminuya vuestra inteligencia? ¿Se os ocurren más ejemplos?

Enlaces de referencia:

 

sábado, 28 de mayo de 2011

CRÓNICA DE LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO “INTEGRANDO LA ESPIRITUALIDAD EN LA PSICOLOGÍA”

El pasado jueves día 26 de mayo, tuvimos en la Universidad CEU-San Pablo, la presentación del libro que he dirigido, titulado “Integrando la espiritualidad en la psicología”.

En dicha presentación participamos:

- Francisco Javier Sancho Fermín, que es monje carmelita descalzo y director de la Universidad de la Mística de Ávila. Es quién ha hecho posible que este libro se edite y quién ha apoyado la creación de la Cátedra Edith Stein y el congreso realizado desde la misma, el pasado año, con el mismo título que el libro.

- Aquilino Polaino Lorente, que es Psiquiatra y Catedrático de Psicopatología de la Universidad CEU-San Pablo. Señaló la importancia de tener una visión antropológica completa e integradora, teniendo en consideración la verdadera dimensión de las personas que tenemos delante. Habló además de lo importante que es enseñar a los alumnos de Psicología a pensar, más que impartirles meros conocimientos.

- Javier López Martínez, que es Psicólogo y Profesor de la Universidad CEU-San Pablo. Hizo hincapié en como la Psicología y la Espiritualidad deben tener un diálogo e intercambio enriquecedor y no desconfiar la una de la otra, como sucede en muchas ocasiones. Su intervención se centró sobre todo en como la Psicología puede ayudar a las personas religiosas.

- Maribel Rodríguez, una servidora. Hablé de que es importante que la Psicología recupere el alma humana que ha perdido, a lo largo de su camino, en su afán de ser científica. Puse algún ejemplo de como algunos terapeutas rechazan lo que se sale de sus esquemas conceptuales y reducen a las personas a etiquetas diagnósticas o aplican técnicas terapéuticas sin adaptarse realmente a la realidad humana de quién tienen delante.

Las personas del público se mostraron muy atentas y motivadas. Varios de ellos mostraron su satisfacción con que se trabajara en la línea del libro y con que se crearan espacios, como el del congreso de la Cátedra Edith Stein, del año pasado, para poder aprender, intercambiar ideas, etc.

También hicieron sus interesantes aportaciones algunos de los autores, que estaban entre el público, como Felipe Lucena (Médico Internista), que nos habló de la importancia de una Medicina más humanizada; Mariano Betés (Psiquiatra, Psicólogo, Filósofo, etc.), que nos comentó algo sobre la conveniencia de investigar sobre las experiencias cercanas a la muerte y Mª del Rosario Sánchez Vázquez (Psicóloga), que habló de su buena impresión del congreso y de la importancia de considerar el Amor humano y el Amor divino en nuestras vidas.

A todos los ponentes y asistentes muchas gracias por asistir y participar.

domingo, 22 de mayo de 2011

¿DEBEMOS CURARNOS A NOSOTROS MISMOS LOS TERAPEUTAS?





Hace unos días escuchaba a un psicólogo, recién licenciado, que decía que sentía cierta perplejidad, al darse cuenta de que sabía “curar” en los demás, problemas que no sabía “curar” en sí mismo. Mi respuesta, ante su comentario, fue decirle que eso me parecía bastante complicado, por no decir imposible y que era prioritario que se pusiese manos a la obra a “curarse”. Me miró con indiferencia y afirmó que así es como le han enseñado en la carrera… 

No es la primera vez que escucho algo así. Este es un planteamiento común a muchos psicoterapeutas, tanto psicólogos como psiquiatras, que me parece preocupante. Pues ¿cómo alguien cuya mente está enferma puede curar la mente de otros? ¿No es la mente de un terapeuta su principal instrumento de trabajo? Si está defectuoso ¿hará un buen trabajo con su mente? Además, ¿no deberíamos preguntarnos que cómo puede curar en otro un problema que no sabe curar en sí mismo?

Con esto no digo que un psicoterapeuta sea alguien perfecto y sin limitaciones humanas, sino que estoy hablando de problemas internos más serios. Uno de los síntomas de este tipo de problemas es la escisión interna, que hace suponer que el otro es alguien con mecanismos totalmente ajenos a los de uno, lo que lleva a aplicarle procedimientos que parecen no sirven para uno, o que uno no se aplica. Procedimientos que se aplican de una forma ciega y mecánica, porque es lo que se ha leído en unos libros “universitarios”. Así que vuelvo a darle vueltas a lo de la psicología sin alma. ¿Tiene contacto con su alma un psicoterapeuta que no sabe como llegar al alma o a la psique de otros? ¿Puedo conocer a otros si no me conozco a mi misma? ¿Puedo ser consciente de lo que le pasa a otros sin ser mínimamente consciente de lo que me puede pasar a mí?

Sabemos todos que es más fácil aplicar recetas mecánicas que implicarnos en un trabajo más profundo con los pacientes, pero esta supuesta facilidad no es más que un engaño que puede alejar al terapeuta más de su verdadero ser y por tanto enfermarle más, junto con sus pacientes, que creyendo estar en manos de un profesional competente, no están a su lado más que para dar palos de ciego, ser conejillos de indias o esperar a que suceda algo que les ayude...

En general veo que incurren más, en este tipo de errores, los terapeutas cognitivo-conductuales, cuando sustentan sus ideas como una ideología, o incluso como una religión. He escuchado más de una vez que alguien cree o no cree en un tipo de terapia… Yo creía que eso era aplicable a otro tipo de cuestiones. Además, el presupuesto de fondo de que el otro es alguien distinto a quién estudiarse con objetividad, como a un objeto, no hace más que aumentar la escisión, entre la persona del terapeuta y la persona del paciente. Algo así puede también ocurrir desde algunos planteamientos psicoanalíticos, pero al menos tienen que pasar por terapia antes de tratar los problemas de otros. ¿Por qué no se hace esto en otras escuelas psicoterapéuticas? ¿Es mejor instalarnos en ese “supuesto saber” del que hablaba el Sr. Lacan?

domingo, 15 de mayo de 2011

PRESENTACIÓN EN MADRID DEL LIBRO "INTEGRANDO LA ESPIRITUALIDAD EN LA PSICOLOGÍA"

El jueves 26 de mayo, a las 19.30, haremos la presentación del libro "Integrando la espiritualidad en la psicología" en la Universidad San Pablo CEU, en el Salón de Grados, en la calle Julián Romea 23.

Participaremos en la presentación:

- Aquilino Polaino Lorente. Psiquiatra y Catedrático de Psicopatología de la Universidad CEU-San Pablo.
- Francisco Javier Sancho Fermín. Ocd. Director de la Universidad de la Mística-CITeS.
- Maribel Rodríguez. Psiquiatra y Profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad CEU-San Pablo.
- Javier Lóperz Martínez. Psicólogo y Profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad CEU-San Pablo.

El acto está abierto a todo el que quiera pasar por allí, así que seréis todos bienvenidos, si os acercáis.

Os dejo aquí nuevamente información sobre el libro, por si no la habéis leído en una entrada anterior:

Los temas que aborda el libro son:  recuperar el alma de la Psicología, antropología cristiana y Psicología, el perdón en la terapia matrimonial, Psicología, mística y poesía, impacto psicológico y espiritual de las experiencias cercanas a la muerte, las aportaciones de la mística a la psicoterapia, el amor humano y el divino, la Medicina del encuentro y la atención, el acompañamiento espiritual, algunas claves antropológicas para el encuentro de la psicoterapia y la espiritualidad, narcisismo y experiencia espiritual, cerebro y experiencia mística y aportaciones de la mística cisterciense a una antropología integral y pluralista.

Los autores del libro somos: Feliciana Merino Escalera, José Ramón Sánchez Rodríguez, María del Rosario González Martín, Raquel Torrent Guerrero, Mariano Betés del Toro, Maribel Rodríguez Fernández, María del Rosario Sánchez Vázquez, Felipe Lucena Marotta, Javier López Martínez, Aquilino Polaino Lorente, Ignacio Boné Pina, José Antonio Vázquez Mosquera, José Francisco Gallego Pérez y Joaquín García Alandete. 

En la web de la Editorial (Ediciones Monte Carmelo) podemos leer:

En este libro, que  recoge las ponencias del primer congreso realizado desde la Cátedra Edith Stein de la Universidad de la Mística de Ávila, se recogen diversas propuestas para tender puentes entre Psicología y Espiritualidad, sobre todo, para integrar la dimensión espiritual en la Psicología, para rehumanizarla, enriquecerla, revivirla, etc. Dichos enfoques son propuestos por autores desde disciplinas y ámbitos de conocimiento diferentes que han expuesto sus planteamientos en los textos del presente libro, para ayudarnos a reflexionar y a crecer, con la propuesta de integrar humanamente psique con espíritu.

jueves, 5 de mayo de 2011

LOS PELIGROS DE UNA PSICOLOGÍA SIN ALMA



Hace un par de días releía el libro "Por tu propio bien", de Alice Miller. La autora es una psicoanalista polaca, que ha trabajado en Suiza y que ha hecho un profundo análisis de como la educación, en la infancia, influye en el comportamiento en la vida adulta.

El libro no tiene desperdicio para entender el origen de las psicopatías y otras graves alteraciones psíquicas, generadas como consecuencia del "aniquilamiento del alma infantil".

Del mismo quería destacar un párrafo en el que hace una reflexión sobre las consecuencias de una Psicología desconectada de nuestra humanidad:

"Del mismo modo que durante el Tercer Reich la técnica pudo ayudar a perpetrar asesinatos masivos en muy poco tiempo, así también el conocimiento más exacto del comportamiento humano, basado en la cibernética y los datos de las computadoras, puede contribuir al asesinato espiritual del ser humano en forma mucho más rápida, extensa y efectiva que la antigua psicología intuitiva"

Me parece una reflexión muy acertada para nuestro tiempo, en el que la Psicología que se enseña en las universidades, en muchos casos, ha perdido el "alma", para ser científica, estadística, o "universitaria". Los modelos cognitivo-conductuales, desconectados de las personas concretas, pueden hacer perder el norte a muchos profesionales, muchas veces con la mejor de las intenciones por su parte, pues no son conscientes de los peligros de quedarse con planteamientos reduccionistas, parciales o impersonales. Con esto no niego la utilidad de los tratamientos cognitivo-conductuales, que son fundamentales y básicos en psicoterapia, sino que critico el sesgo en el que se puede caer al tomar el modelo por el todo explicativo del ser humano y de la salida a sus conflictos. Sin el ser humano es una especie de máquina, cuyos mecanismos se pueden comprender y programar y no hay más, ¿qué dejamos para la libertad, el alma, el amor, el espíritu?

Sé que mis reflexiones pueden no ser bien venidas para los seguidores de este modelo, a los que no pretendo atacar, sino invitar a reflexionar para ver más allá del mapa, el todo del hombre. El mapa es necesario, pero no es toda la realidad. Pensarlo es jugar a ser dioses y creernos los portadores de una verdad, que si no pensamos podemos asumir como el fanático pueden seguir sus creencias religiosas. Recuerdo que algún alumno me ha dicho alguna vez que "cree" en lo cognitivo-conductual. Mi respuesta ha sido que no se trata de creer, sino de pensar, reflexionar y sobre todo comprobar si el método ayuda o no, sin olvidarnos de las personas concretas y siguiendo investigando.

Así que no creamos en la ciencia, en un método o en un científico. Mejor vivamos, sintamos, comprobemos, experimentemos...