La Logoterapia y el Asesoramiento Filosófico nos pueden ayudar en la resolución de ciertos problemas existenciales y en la búsqueda de sentido a la vida. Además, la Logoterapia tiene diferentes elementos de clara
inspiración filosófica que sirven como herramientas de ayuda para superar el sufrimiento de quienes acuden a una consulta demandando
ayuda. Estos elementos en algún sentido se parecen a los que se utilizan en el
Asesoramiento Filosófico (AF) o Práctica Filosófica, un tipo de orientación que se apoya en la Filosofía para ayudar a encontrar sentido a la vida, resolver ciertos conflictos o ayudar en situaciones que generan
sufrimiento.
El presente trabajo tratará de mostrar los elementos
comunes y las diferencias que se dan entre ambas disciplinas, con la intención de abrir un diálogo entre las mismas y encontrar elementos de enriquecimiento mutuo.
ELEMENTOS COMUNES
1.- Búsqueda del sentido
de la vida
En ambas disciplinas se usa el término logos. Para Frankl (1988) este término estaría referido a razón,
sentido, significado o propósito, para el AF, el término se referiría a razón o
palabra, el logos sería “una realidad superior a los individuos que
dialogan, pero que se canaliza en virtud de ellos, y que guía a la mente y la
impele” (Cavallé, 2007, p. 53). Es fácil encontrar una relación entre esta
definición y la idea de sentido de la vida y sentido último. Por otra parte, en
el AF y en la Logoterapia, se relaciona el logos
con la dimensión espiritual (Frankl, 1988, 1990, 1999; Cavallé, 2007).
En la Logoterapia se habla de la búsqueda de un sentido
global de la vida que tiene que ver con la comprensión del papel de uno en el
universo (Frankl, 1988, 1990, 1999), esta idea se puede relacionar con la idea
del AF de buscar una comprensión global de la realidad. Dicho sentido global de
la vida ha de estar en consonancia con sentidos concretos según la Logoterapia
y según el AF ha de haber un pensar concreto en relación con la comprensión
global de las cosas. En ambos
casos dicha comprensión ha de ir unida al autoconocimiento y a la
autocomprensión.
Tal como señalan Julián Domingo Machado y Mónica Cavallé
(2007), el Asesoramiento Filosófico “busca
rescatar la antigua concepción originaria de la filosofía como sabiduría vital
con poder para sanar al individuo y dar plenitud de sentido a su existencia”
(p.12). En relación con esta definición encontramos ya un punto de comparación con la
Logoterapia, que pondría también su atención en buscar el sentido de la vida
(Frankl, 1988). Según el AF el sentido de la vida estaría relacionado con las
concepciones básicas sobre lo que es el mundo y se podría ir descubriendo
mediante un examen de la propia vida (Cavallé y Machado, 2007), pero con
métodos filosóficos; señalándose
que dichos métodos “ayudan a educar la
mirada para que sea lo más serena y objetiva posible” (Cavallé y Machado, 2007, p.14). Vemos
en esta afirmación relacionada con el AF que el sentido se va descubriendo y
además, desde dicha disciplina se señala que no se dan respuestas; de la misma
manera en la Logoterapia se afirma que “el
sentido de la vida no se puede inventar, sino que tiene que ser descubierto”
(Frankl, 1990, p.84).
Dentro de la Logoterapia se afirma además, que el sentido
lo tiene que encontrar cada uno por sí mismo en función de sus circunstancias,
de la situación personal concreta que se le planteara en cada momento, de los
propios objetivos en la vida y de las posibilidades reales. Para Frankl (1988)”no deberíamos buscar un sentido abstracto a la vida, pues cada uno
tiene en ella su propia misión que cumplir; cada uno debe llevar a cabo un
cometido concreto” (p. 107), “su
tarea es única, como única es su capacidad para instrumentarla” (p. 107).
Algo parecido se afirma en el AF con la idea de que “no propugna modos específicos de vivir o de pensar, sino que ayuda a
que cada cual encuentre y encarne –con plenitud, madurez y autenticidad- su
particular filosofía de vida” (Cavallé, 2007, p.50). Por lo tanto vemos en ambas disciplinas la intención de respetar
el camino que cada uno quiera dar a su vida y su manera de articularlo. En la
afirmación del AF sobre que dicha filosofía de vida ha de hacerse con madurez,
podemos encontrar una llamada a la responsabilidad personal, tal y como hace la
Logoterapia.
En el Asesoramiento Filosófico se plantea por otra parte la
idea de que la filosofía ayudaría al ser humano a elegir sus metas y a examinar
sus experiencias para que la persona pueda extraer de las mismas “sus propias verdades y orientar
autónomamente la acción” (Cavallé y Machado, 2007, p.12). Otro aspecto en
el que podemos encontrar parelalismos con la Logoterapia.
De lo dicho podríamos concluir que ambas tratan de ayudar a
que el ser humano aclare sus objetivos en la vida y se centran especialmente en
cuestiones existenciales
2.- Visión positiva de
la persona y planteamiento de una antropología global
En el Asesoramiento se busca que la persona conecte con sus
mejores posibilidades y descubra las opciones en las que puede dar sentido a su
vida, encarnando una “filosofía personal
propia y madura” (Cavallé y Machado, 2007, p.13) y también ayudando a que “el asesorado descubra que sabe de forma
latente mucho más de lo que imaginaba y que tiene en sí, al menos
potencialmente, los elementos necesarios para constituirse en su propio y más
cualificado maestro” (Cavallé, 2007, p.51). Es fácil conectar estas ideas
con la visión positiva del ser humano que está presente en la Logoterapia, en
el sentido de plantear una antropología lo más completa posible (Frankl, 1999) y
la expectativa de que éste puede sacar lo mejor de sí mismo en las peores
circunstancias (Frankl, 1988). Con respecto a la cuestión de encarnar una
filosofía personal madura, encontramos paralelismos entre esta cuestión y la
idea de libertad unida a la responsabilidad de Frankl (1988, 1999), es decir,
podemos conectar la cuestión de que una persona encarne una filosofía personal
madura y el desarrollo de su pensamiento en libertad con una actitud de
responsabilidad consistente. La idea de fomentar la responsabilidad del
paciente se señala de forma explícita en los planteamientos del AF (Cavallé,
2007).
Sobre los caminos para encontrar sentido, encontramos
alguna diferencia terminológica que probablemente no lo sea tanto en el campo
práctico. La Logoterapia considera que el sentido se encuentra a través de la
conciencia, que sería el órgano de sentido; el AF recurre a lo que llama
escucha interior (Cavallé, 2007; Frankl, 1990, 1999). Pero ¿es posible
diferenciar la escucha interior de la conexión o escucha de la propia
conciencia? Es posible, que en ambos casos estemos hablando de procesos
semejantes con distintas palabras.
3.- Búsqueda de la
verdad
En ambas se busca la verdad del ser humano, por encima de
conseguir unos objetivos o el bienestar (Cavallé, 2007). Desde la Logoterapia
sería preferible un cierto grado de tensión o de conflicto que nos empuje a
evolucionar que estar en un estado de tranquilidad y placidez que no lleve buscar hacia ningún lugar (Frankl, 1990).
4.- Trabajo con
valores
En ambas se trabaja con los valores, aunque se entiendan de
diferente manera en cada una de las disciplinas. Desde el AF se busca recordar
que hay valores “que no son subordinables
a la esfera de la utilidad, de la rentabilidad ni a la consecución de
resultados extrínsecos”
(Cavallé, 2007, p.26), siendo considerado un valor esencial desde la
filosofía, el amor a la verdad (Cavallé, 2007).
En ambas disciplinas se busca una clarificación
de valores y objetivos, que se relacionan con el sentido de la vida (Cavallé,
2007; Frankl, 1990).
5.- Métodos
Con respecto al método usado, en ambas disciplinas se usa el
“diálogo socrático” pero se plantea de diferente manera, aunque haya elementos
comunes, pues en ambos casos se va indagando sobre el fundamento de las ideas y
visiones del mundo de la persona que pide ayuda (Cavallé, 2007; Frankl, 1990).
Se hablaría de escucha empática y comprensiva en la Logoterapia y de escucha
hermenéutica y comprensiva en el Asesoramiento (Cavallé, 2007; Frankl, 1990).
Ambas disciplinas parten en mayor o menor medida de
fundamentos y métodos filosóficos. En el caso del AF esta fundamentación es
básica y en la Logoterapia está implícita y se combina con planteamientos
psicológicos y médicos (Cavallé, 2007; Frankl, 1990).
6.- Sentido del
humor
En las dos disciplinas es legítimo recurrir al humor
(Frankl, 1988, 1990; Cavallé, 2007). En el AF “cabe recurrir a la leve ironía y al humor” (Cavallé, 2007, p.59). Además en la Logoterapia se utiliza el humor para favorecer el autodistanciamiento o
dar un nuevo enfoque a una situación conflictiva (Frankl, 1988, 1990, 1999).
7.- Empatía
En ambas se busca la comprensión empática de la persona que
pide ayuda, en el sentido de ponerse en su lugar y de ver las cosas como el
otro las ve (Cavallé, 2007; Frankl, 1990).
8.- Trabajo en el
presente
Ninguna de las dos disciplinas busca el origen de los problemas
en la infancia remota (Cavallé y Machado, 2007; Frankl, 1990), aunque en
Logoterapia sí se pueden utilizar elementos biográficos para mejorar la
comprensión de lo que le sucede al paciente.
9.- Autotrascendencia
En ambos casos se busca que la persona ejerza su
responsabilidad en el contexto de la sociedad en la que vive, más allá de sus
aspiraciones individuales. La solución a los conflictos de la persona no se
cierra sobre sí misma sino que tiene que ver con sus acciones en el medio en el
que se desenvuelve su existencia y con salir de sí misma hacia los demás o
hacia el desempeño de causas que van más allá del propio beneficio individual
(Cavallé, 2007; Frankl, 1990, 1999).
DIFERENCIAS FUNDAMENTALES
Aunque se han señalado anteriormente semejanzas
entre ambos procedimientos, es importante señalar también las diferencias
existentes más reseñables.
El AF no recurre a categorías diagnósticas en
el sentido de enfermedades mentales, ni se plantea como el tratamiento de
trastornos psíquicos determinados (Cavallé y Machado, 2007). Sin embargo la
Logoterapia sí está tipificada como coadyuvante o como eje central del
tratamiento de algunos de ellos, como son ciertas neurosis o ciertas patologías que
tienen en su raíz un vacío existencial. Aunque la Logoterapia no hace énfasis
en la enfermedad sino en la persona, considerándola como un ser único e
irrepetible (Frankl, 1990, 1999).
El AF no explora el pasado, esto no es
fundamental en Logoterapia pero sí añade luz sobre los factores que han sido
importantes o que han dado contenidos significativos a la vida del paciente
(Cavallé y Machado, 2007; Frankl, 1990, 1999).
El AF no presupone un determinado sistema de
pensamiento ni se apoya en principios de ninguna escuela, ni en ninguna
concepción sobre lo que es el ser humano o la realidad (Cavallé y Machado,
2007). La Logoterapia sí parte de una visión del mundo y de una determinada
visión antropológica, aunque siempre abierta a ampliar su visión y a aceptar
todo aquello que pueda ser beneficioso para el paciente (Frankl, 1990, 1999).
El asesor filosófico tiene formación filosófica
(Cavallé y Machado, 2007) y el logoterapeuta tiene formación en Psicología o en Psiquiatría (Frankl, 1990, 1999).
Para el AF “el
mundo de cada cual no es un mundo de hechos brutos, sino un mundo interpretado,
sentido, valorado, es decir, en buena medida, es un mundo mental” (Cavallé,
2007, p.24), sin embargo para la Logoterapia, el mundo tiene un sentido real
que ha de ser descubierto y no una construcción que hacemos nosotros mismos,
aunque se reconozca que hay elementos de interpretación y de valoración
personal que modulan nuestra respuesta ante la realidad y nuestra manera
particular de dar sentido a la vida. Mediante el AF podemos tomar conciencia de
las limitaciones de nuestra visión de la realidad que nos general sufrimiento
(Cavallé, 2007), en la Logoterapia se trataría más bien de encontrar nuestras
posibilidades de desarrollar nuestra conciencia para hallar un sentido real a
las cosas (Frankl, 1990, 1999). Afinaríamos, por decirlo metafóricamente,
nuestras antenas para captar una realidad que se considera objetiva y que una
vez desarrollada nuestra capacidad de percibir al máximo veríamos en todas sus
posibilidades y podríamos desarrollar nuestro máximo potencial.
En el AF no se hace terapia, no se concibe la
filosofía como un procedimiento terapéutico, pero se reconoce que el AF tiene
efectos terapéuticos aunque no sea esta su finalidad (Cavallé, 2007); la
Logoterapia, como su propio nombre indica sí es y utiliza procedimientos
terapéuticos de forma explícita (Frankl, 1990, 1999).
CONCLUSIÓN
Podemos concluir finalmente que hay numerosos
elementos comunes entre la Logoterapia y el AF, aunque también son importantes
las diferencias por provenir de diferentes campos de conocimiento. Pero las diferencias no tienen por qué ser un obstáculo
para el conocimiento mutuo, sino que podemos enriquecernos de las aportaciones
del AF para nuestro trabajo como Logoterapeutas y para nuestra comprensión del
mundo como personas. De ahí podríamos deducir que podría ser importante un
diálogo o incluso colaboración interdisciplinar y un conocimiento mutuo para
ampliar nuestra visión y mejorar nuestros métodos de ayuda a las personas para ayudarlas a
encontrar más sentido a sus vidas y mayor profundidad en sus existencias.
BIBLIOGRAFÍA:
- Cavallé Cruz, M.; Machado, J.D.
(2007). Arte de vivir, arte de pensar. Iniciación al asesoramiento filosófico.
Bilbao: Desclée de Brouwer.
- Cavallé Cruz, M. (2007). Diálogos
para una vida filosófica. En Cavallé Cruz, M. y Machado, J.D. (Eds.), Arte
de vivir, arte de pensar. Iniciación al asesoramiento filosófico (p.21-82). Bilbao: Desclée de
Brouwer.
-
Frankl, V.E. (1988). El hombre en busca de sentido.
Barcelona: Herder.
- Frankl, V.E. (1990). Psicoanálisis y Existencialismo. De la
Psicoterapia a la Logoterapia. México: Breviarios del Fondo de Cultura
Económica,
- Frankl, V.E. (1999). La idea psicológica del hombre. 6ª
Edición. Madrid: Rialp, Biblioteca del Cincuentenario.
3 comentarios:
Gracias Maribel por este claro, ilustrativo e interesante artículo comparativo de esas dos disciplinas. Heraldo
Es loable ayudar a encontrar una narración que ponga orden al caos, una actitud equilibrada tocando con los pies a tierra, y un sentido que motive a levantarse con un buen ánimo. Deducimos pues que el buen filósofo y el buen psicoterapeuta son en cierta medida el espejo donde mirarse, y los guía más adecuados.
Yo le preguntaría al filosofo y al psicoterapeuta si ellos ya conocen el sentido de la vida?, no el sentido de sus vidas que ya deducimos que sí.
Lo que queda en el aire, aun estando convencidos de que han puesto las bases para esa revelación, es si están confundiendo lo personal para ser unos individuos bien integrado socialmente, ayudando a otros, que no es poco y por supuesto admirable, con el verdadero sentido de la vida?.
Esa sutil peculiaridad parece asentarse en que el sentido global de la vida está ligado al auto comprensión del papel de uno mediante el auto-conocimiento, y eso no es solo una extra-limitación de la filosofía y la psicología terapéutica, en mi opinión paradójica-mente es precisamente el límite que se han impuesto a sí mismos y por simpatía al prójimo.
Esta regla de tres Délfica es ciertamente osada e innecesaria a todas luces, por una sencilla razón, porque ni el supuesto filosofo, ni el buen psicoterapeuta `pueden dar Fe a ellos mismos de haber encontrado el sentido global de la vida, es solo una creencia que pone de relieve eso precisamente que no han encontrado.
Puede algún filosofo o psicoterapeuta que lea estas líneas dar Fe de que ellos si han encontrado el sentido global de la vida?, uno solo después de una vida dedicada a esa creencia?.
Por lo demás felicitar cualquier labor terapéutica que haga más amable la vida de las personas.
Muchas gracias Maribel por este articulo. Me ha parecido muy interesante. Desde mi perfil de "Asesor Espritual" veo también muchas coincidencias entre estas dos formas de abordaje del sentido vida, y como desde mi profesión el abordaje espiritual utiliza tanto metodología y paradigmas muy cercanos.
Gracias.
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