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A veces, viendo los problemas que generan las comunicaciones
electrónicas me he preguntado si los sistemas de mensajería modernos como el
Whats app y similares nos ayudan o perjudican en nuestra salud mental…
La comunicación entre seres humanos puede ser un regalo de
la vida y una oportunidad de aprender y de querer a los demás, pero, cuando ésta
se altera, puede ser fuente de gran sufrimiento en diversos momentos de la
vida.
En nuestros tiempo, las virtudes y las dificultades de la comunicación
tienen un nuevo ámbito de experiencias: las comunicaciones electrónicas, en las
que tomaré como referencia el uso del Whats app y las situaciones difíciles que
se pueden dar en el mismo.
Por un lado está esa especie de magia de la comunicación
inmediata con personas que físicamente no están, y la posibilidad de nuevos
lenguajes y expresiones por ejemplo con los diversos usos y combinaciones que
pueden dar los emoticonos. Aunque también dudo de si el uso excesivo de
emoticonos no nos estará catapultando a un lenguaje más pueril o cavernícola.
Quizás requieren menos esfuerzo cognitivo, a la vez que facilitan la expresión
de diversas emociones, pero también pueden hacernos perezosos a la hora de
expresarnos con palabras de una forma más sutil…
Por otro lado están todos los conflictos, discusiones, angustias,
etc. que pueden derivar de una conversación de Whats app. Estos son algunos
ejemplos, a los que añado ideas de manejo de situaciones incómodas en ese tipo
de comunicación, con modales mínimos que hagan que la ética y el respeto a otro
también sean tenidos en cuenta:
-
A veces, al no percibirse el tono emocional de
una frase, puede parecer más negativa o agresiva o indiferente de lo que
realmente es. Por eso mejor, antes de reaccionar con sensación de ofensa,
reflexionemos, respiremos y esperemos antes de decir lo primero que nos viene a
la mente. Si la emoción interfiere, por respeto mejor digamos a otro que
responderemos más tarde, cuando estemos más calmados. Cuando leemos un texto
escrito estando calmados es más posible que captemos que no es tan negativo como
cuando lo leímos estando mal.
-
La no respuesta después de percatarnos de que
alguien ha leído nuestro mensaje (el famoso doble check azul) y de que ni si
quiera dice que nos responderá más tarde. Antes de empezar a pensar que el otro
es alguien desaprensivo y maleducado, que está enfadado o que le somos
indiferentes podemos aprovechar la espera para entrenar la paciencia y
plantearnos hipótesis alternativas ante esa no respuesta. Es posible que
alguien lea algo que hemos mandado y que no pueda responder inmediatamente o
que simplemente quiera pensar la respuesta más adecuada. También, si estamos al
otro lado, quizás sea más cuidadoso con el otro decirle que le respondemos más
tarde.
-
O cuando alguien nos despide, argumentando que
está ocupado con una tarea laboral o de otro tipo, y vemos que sigue en línea
mucho más tiempo… Obviamente no podemos decirle “sé que estás en línea y que no
quieres hablar conmigo”… La mejor opción es pensar que hay alguna razón por la
que esa persona mantiene la comunicación con alguien y que ha podido poner una
excusa falsa, para no decirnos directamente que en ese momento tiene una
prioridad y no quiere hablar con nosotros, por el momento. Cuidado con empezar
a pensar en que el otro es un mentiroso, que no nos quiere, que cualquier
conversación es más importante para él. Pues aunque así fuera estaría en su
derecho de dedicarse a lo que le parezca, y por otra parte, no tenemos la
capacidad para leer el pensamiento de nadie. Suponer sobre lo que no sabemos no
sirve para nada más que para enfadarnos sin saber qué pasa realmente. Puede ser
una oportunidad para respetar el espacio del otro, aunque sus mentiras y
excusas puedan hacernos sentir mal o provocar enfado. Quizás es una oportunidad
para tener más comprensión de que el otro no siempre está disponible, pero
también para ver lo mal que maneja la comunicación… nos siente como nos siente
(obviamente tenemos derecho a sentirnos mal ante lo que no entendemos).
- También está la sensación súbita de desconcierto que puede
generar el corte brusco de una conversación que uno no siente finalizada y
quizás el otro sí. A veces parece que un
diálogo acaba en monólogo y eso puede activar los resortes inconscientes de
sentir que algo no va bien… Nuevamente el ponernos en el lugar del otro, el
pensar que no es que esté furibundo al otro lado o lanzándonos maldiciones o
castigándonos con el silencio. Quizás está ocupado, distraído o no se ha dado
cuenta de que le queríamos decir algo más. Y si estamos al otro lado ¿qué tal
si nos despedimos cuando queramos concluir una comunicación de este tipo para
no generar desconcierto al otro lado? También puede ser oportuno preguntar si
al otro le ha pasado algo o decir, de forma respetuosa que se tiene la
sensación de que la conversación se ha quedado incompleta.
-
El que se pretenda que el que está al otro lado
capte una necesidad o idea concreta sólo por escribirla, con el malestar
correspondiente si no ha sido así. Lo que podemos hacer en este caso es
aprender a decir con claridad qué queremos exactamente y verificar que la otra
persona lo ha captado. Mejor no enfadarse porque el otro no capte algo que
queríamos decir y en caso de que veamos que queremos manifestar o pedir algo
más complejo, mejor llamar o verse personalmente. Si tenemos algo serio o
complejo que decir siempre es mucho mejor verse personalmente con la otra
persona explicitando que se quiere hablar de algún tema que es importante para
uno.
-
La desinhibición que a algunos les supone el no
tener delante a otra persona y soltar cualquier cosa que pase por la cabeza sin
captar el contexto del otro. Si nos vemos en una de estas ¿por qué no
reflexionar acerca de las consecuencias de alguna comunicación impulsiva? ¿por
qué no pensar un poco antes de lanzar cualquier idea difícil pensando cómo nos
sentiríamos si alguien nos escribiera algo en ese tono o de esa manera? Aquí
nuevamente la empatía, el respeto y la consideración me parecen buenas ideas.
-
Las escaladas de tensión absurdas que se pueden
dar en algunas conversaciones de whats app por acumulación de algunos de los
factores previos. En estos casos, si vemos que la cosa se está poniendo tensa
es mejor manifestar el deseo de que es mejor retomar la conversación cuando se
esté más calmado y preferentemente en persona. Los conflictos que se pretenden
resolver por mensajes tienden a aumentar, no a disminuir. La comunicación
electrónica no es la mejor manera de resolver un problema de relación pues se
presta a numerosos malentendidos.
Quizás el mundo de la comunicación electrónica está aún
asilvestrado y ahí ni se aplican los criterios de ética y de educación de una
conversación normal, como saludar, despedirse, decir ahora no puedo atenderte y
luego respondo, etc.
Quizás también ante la inmediatez de todo no toleremos la
frustración, no tengamos paciencia, ni entendamos que el otro tiene otro ritmo
que ha de ser respetado, que tiene sus dificultades personales que se
manifiestan en su estilo de comunicación y, por otra parte, que no pasa nada si
en algún momento no somos el centro del universo… y nos centramos en algo que
nos ayude a sentirnos mejor y dependa de nosotros mismos, en la realidad del
presente en la que estemos inmersos, lo sepamos o no…
También considero importante ser respetuosos y claros en las comunicaciones electrónicas, pues el que está al otro lado puede sufrir innecesariamente. Puede ser bastante constructivo esforzarnos un poquito más, así ahorraremos malos momentos al otro y a nosotros mismos de rebote...
También considero importante ser respetuosos y claros en las comunicaciones electrónicas, pues el que está al otro lado puede sufrir innecesariamente. Puede ser bastante constructivo esforzarnos un poquito más, así ahorraremos malos momentos al otro y a nosotros mismos de rebote...
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