sábado, 15 de diciembre de 2012

MEDITACIÓN E HIPNOSIS




Empecé a interesarme por la hipnosis hace unos 14 años. Empecé leyendo sobre el tema, escuché alguna conferencia y se despertó mi interés, entonces. Mi interés ha sido especialmente por la hipnosis que facilita la introspección y el autoconocimiento. También me ha resultado interesante conocer el efecto de la mente en el cuerpo, para ayudar a aliviar la ansiedad, el estrés y diversos trastornos psicosomáticos. Resulta sorprendente darse cuenta de lo poco que sabemos sobre el funcionamiento de nuestra mente cuando descubrimos los sorprendentes efectos, que podemos conseguir con la hipnosis: una relajación intensa pese a un estado de ansiedad previo (en pocos minutos), un importante alivio de dolores diversos e incluso anestesia (que se usa en diversos lugares del mundo para operaciones quirúrgicas), la superación de fobias, la reducción de una hemorragia, la modificación de la temperatura corporal, el cambio del estado anímico (esto suele llevar más tiempo), el parar vómitos que no responden a otros tratamientos, el revertir síntomas del colon irritable, modular el asma, etc.

Pero todo esto, sin dejar de ser muy interesante, no me parece lo más importante en el terreno de la hipnosis. En los últimos años he dejado que los procesos de hipnosis, en terapia, faciliten una entrada al mundo interior, del que surgen nuevas ideas, símbolos, potenciales, intereses, etc. Ese mundo interior tiene reglas muy parecidas al mundo de los sueños, aparecen visiones, historias inesperadas, nuevos personajes internos, etc. ¡Es fascinante! Se pueden abrir puertas hacia diversos espacios de ese mundo interior, que favorecen la evolución y la remisión de diversos síntomas, mediante una toma de conciencia y un trabajo interno. Lo que, a su vez, hace más fácil integrar la dimensión espiritual en la psicoterapia. Es conocido que muchos procesos espirituales han de ir necesariamente acompañados de un camino de autoconocimiento (tanto en Oriente como en Occidente).



Después de trabajar con diferentes personas en esta vía, tanto en procesos individuales y grupales y ver como la hipnosis ayuda a mirar mejor hacia dentro, me surgió la pregunta de si hipnosis y meditación son lo mismo. Pues ciertos procesos de meditación también tratan de ayudar a silenciar la mente, para poder escuchar y mirar más hacia el interior de uno mismo. En esos procesos meditativos más de una persona habla de la emergencia de ciertas imágenes simbólicas (que podemos considerar en sintonía con los arquetipos junguianos, o con ciertas visiones interiores que se dan en la práctica de la meditación), etc. Por todo ello fui consultando con diferentes expertos en hipnosis, sobre las posibilidades de que meditación e hipnosis fueran dos modalidades de lo mismo o al menos compartieran ciertos procesos. Encontré respuestas totalmente antagónicas. Para unos la hipnosis no tenía nada que ver con la meditación (idea sostenida en general por quienes no han practicado meditación, o meditadores que no saben nada de lo que es la hipnosis) y en el otro extremo estaban quienes decían que hipnosis y meditación son lo mismo, y que, incluso comparten reacciones cerebrales idénticas o muy similares. En general, quienes sostenían esta segunda tesis, tenían alguna experiencia con la práctica de la meditación. Alguien me contó que una vez, para comprobar si había semejanzas, hipnotizó a un lama tibetano. Éste le aseguró que los efectos conseguidos eran los mismos, pero que llegaba al estado meditativo más rápidamente y consiguiendo una mayor profundidad. Se supone que los lamas algo saben de meditación, así que podemos considerar este dato como relevante.

El siguiente paso que he seguido, ha sido realizar ejercicios de meditación, individuales y grupales, introduciendo la hipnosis, en la preparación inicial para la meditación. Así, parecía fácil silenciar la mente (algo importante para meditar), el estado de relajación que se puede conseguir con la hipnosis es eficaz y después, el favorecer la visualización de ciertos símbolos ayuda a seguir uno mismo el proceso, hacia “capas” más profundas de la psique. Puedo decir que, por ahora, los resultados son más que favorables a la idea de la superposición de la hipnosis y de la meditación y que un método favorece la entrada más rápida en el otro. Personas con amplia experiencia de meditación, me han comentado que también han entrado más rápido y más profundo en la meditación, cuando hemos usado antes algo de hipnosis, y que han encontrado en su interior nuevos recursos y capacidades que al entrar en su interior, han emergido y facilitado más su evolución personal. También se han dado casos (más en la práctica individual) en los que se han hecho conscientes elementos insanos, necesitados de trabajo y resolución. Lo positivo del caso es, que una vez manifestados explícitamente, ha sido más fácil trabajarlos en terapia, a la vez que el trabajo con la hipnosis y los símbolos que han surgido ha favorecido una resolución más rápida de lo habitual, del problema. Incluso con personas en las que no había apenas resultados con terapia sin hipnosis.

Desde entonces, sigo “puliendo” el método, e investigando al respecto, con la esperanza de que pueda ser un recurso más en la ayuda terapéutica para muchas personas.

Lo que por ahora me permito concluir, en base al a experiencia, es que la hipnosis se solapan y complementan en diferentes aspectos. La hipnosis favorece la entrada más rápida en la meditación y la meditación puede generar estados hipnóticos. Habrá que seguir estudiando más el tema.

Es importante señalar que aunque la psicoterapia con hipnosis sea más eficaz y la meditación haya mostrado sus efectos positivos en la salud física y mental, ambos procedimientos, estén o no integrados, requieren una participación y esfuerzo del participante. En ninguno de los casos estamos hablando de métodos milagrosos, como pretenden vendernos numerosos estafadores en este ámbito.

jueves, 13 de diciembre de 2012

¿LOS CULPABLES SON LAS VÍCTIMAS?



Es curioso que, últimamente, me he encontrado con varias personas que afirman que si hieren los sentimientos de otra persona, es porque el  que tiene un problema es el otro, puesto que se ha sentido herido. Que si el otro se siente mal con sus acciones, pues que ellos son así y que no piensan cambiar en nombre de la autenticidad, de la espontaneidad o incluso de la espiritualidad!! Algunos de ellos están haciendo un trabajo de crecimiento personal, meditando, estudiando cosas profundas, etc. Es curioso que ese crecimiento parece volverse decrecimiento, pues ya sabemos que el ego que se infla es un síntoma de regresión y de problemas diversos no resueltos. Su idea de no cambio resulta más que paradójica, quieren crecer, decreciendo o siendo iguales a lo que ya son, porque ¿se consideran perfectos?

Por el otro lado me encuentro a los supuestos “culpables” del daño, aquellos que se sienten heridos por un agresor. Éstos “heridos” experimentan el doble de dolor, cuando su agresor les dice que si sufren por una supuesta ofensa es que tienen algo que resolver, que es su problema, que se lo tienen que trabajar ellos, que ellos no han hecho nada, etc. Curioso, han conseguido hacer desaparecer el concepto de maltrato psicológico. Se echa la culpa a la víctima y asunto arreglado…

Me pregunto si el “agresor” verbal no tiene nada que cambiar, aprender empatía o bajarse del burro alguna vez… Aparte de la doble injusticia que supone, echar la culpa a las víctimas de su sufrimiento.

Veo mucho peligro en este tipo de situaciones en las que parece que se diluyen, para el agresor, de forma mágica, los sentimientos de culpa. Así su ego se siente tranquilito y se va inflando tranquilamente, o bien, para no tener que cambiar porque uno se supone perfecto. Me parece una forma de nuevo maltrato con ciertos toques de sutileza que lo convierten en un maltrato aún peor, en el nombre de lo que sea, aún más maquiavélico.

Por otra parte no niego que una parte del malestar por una agresión verbal, sea algo que el agredido deba aprender a manejar, para no identificarse con ello, para no quedarse en el daño, para no odiar al otro, para aprender a mirar más allá del dolor infligido, etc. Pero su responsabilidad es sólo una parte y no el todo.

Pienso, por ejemplo, en una persona que ha sufrido una quemadura y me imagino que, sin querer, rozo el lugar de la quemadura y le provoco al otro un daño intenso y protesta. ¿Cuál debe ser mi reacción ante esto? ¿Debo decir que el responsable de sentirse mal es el otro? ¿No debo tener cuidado para no rozar en la herida la próxima vez? O bien, siguiendo la pauta referida más arriba, le digo al otro que se aguante porque el quemado es él y que si le duele no es mi problema. A mí me enseñaron en el cole de psiquiatras que esto tenía que ver con la psicopatía, con la falta de sensibilidad, etc. ¿Qué pasó? ¿Qué ahora lo evolutivo es el narcisismo-psicópata? Uno de los rasgos del maltratador psicológico es la necesidad de tener siempre razón y a mí esto me suena a lo que estoy contando. Me pregunto si esto es una nueva moda New Age, esto de no asumir ni responsabilidad ni culpa, para que quienes siguen estas cosas se sientan más reforzados y potenciados (pero ¿hacia dónde?).
Como contraparte, hace unos días escuchaba en la entrevista a un psiquiatra sufí, que cuelgo más abajo, que “El peor pecado es herir el corazón de una persona”. Como casualmente recordaba el caso de un “herido” doblemente maltratado por su agresor, me pareció un soplo de aire fresco escuchar esto. No por hacer sentir pecador a nadie, sino porque esta afirmación entraña una clave fundamental en las relaciones interpersonales contractivas, que si dañamos a otro, aunque sea mínimamente, hay algo que reparar, cuidar o enmendar. Menos mal que aún queda gente con sentido común…

Aquí os dejo la curiosa entrevista al psiquiatra sufí (Dr. Javad Nurbakhsh)http://www.nematollahi.org/video/index.htm


miércoles, 28 de noviembre de 2012

EMPATÍA Y EVOLUCIÓN ESPIRITUAL

Edith Stein (1891-1942)

Hace años escribí el capítulo de un libro con esta temática, apoyándome sobre todo en Edith Stein, a quién está dedicada la cátedra de que dirijo en la Universidad de la Mística de Ávila. 

Algunas personas me han pedido que publique en algún sitio, algo sobre este tema; al menos las ideas más importantes y por eso os dejo hoy aquí algunos fragmentos del mismo.

El capítulo completo está publicado en el libro: Edith Stein: antropología y dignidad de la persona humana. Ávila: CITES. Universidad de la Mística; 2009. p. 453-461. Editado por Sancho Fermín, J.F.





EMPATÍA Y EVOLUCIÓN ESPIRITUAL


Edith Stein señaló el “carácter evolutivo del hombre”[2], siendo dicha evolución algo que no estaría predeterminado o trazado de antemano, sino que tendría numerosas posibilidades de realización. Y a lo largo del desarrollo de las diferentes posibilidades, no bastaría con el propio esfuerzo personal, ni con la propia responsabilidad, sino que según Edith, sería necesaria la mediación de la gracia y confiar, para esperar dicha mediación[3]. Es decir, que la evolución personal, sería en parte debida a nuestro esfuerzo y en parte al efecto que la gracia hace en nosotros (si la dejamos actuar).

Si evolucionamos interiormente, parece ser, que podemos ser más empáticos. Pero ¿Qué es la empatía? La empatía, tiene que ver, desde una perspectiva psicológica con la capacidad de ponernos en el lugar de otra persona, de comprender como nos sentiríamos y pensaríamos si viviéramos sus mismas vicisitudes o experiencias. Aparte de comprender, la empatía también tiene que ver con la capacidad de sentir con el otro, es decir con la compasión. En la experiencia con los demás, en ocasiones, podemos empatizar a un nivel más cognitivo o racional, deduciendo como se puede sentir otra persona, reflexionando sobre su situación, y en otras ocasiones, además, se produciría un sentimiento de unión con otro ser humano, captamos lo que está sintiendo y así empatizamos con él, de una forma intuitiva. Una intuición que significaría para Edith Stein captar lo esencial después de haber liberado la mirada de prejuicios[4].

Edith Stein se interesó por este tema, de la empatía, hasta el punto de desarrollar su tesis doctoral sobre esta cuestión. Para esta autora, la empatía sería una aprehensión de una persona “aquí y ahora”, que establecería una experiencia de contacto del propio yo con el yo del otro, que permitiría descubrir las intencionalidades centradas en los valores y deseos que darían sentido a su existencia. Así podría comprenderlo y entraría en su mundo de valores que constituiría el fundamento más íntimo de su ser[5]. De este modo, podríamos ver lo más profundo de un ser humano, lo que es realmente, por encima de las apariencias.


La empatía sería un método de conocimiento de los demás y de uno mismo, pues la experiencia humana del trato con los otros, es lo que también nos permite adentrarnos en nuestra interioridad, pues nos ayuda a vernos, a través de ellos, a nosotros desde fuera. Así se conocería la interioridad de uno mismo en el otro[7], uno se haría más consciente de aspectos de sí mismo, de los que no se da cuenta, si no es en la interacción con los demás.

Podríamos decir, en base a los argumentos señalados que la empatía, que podemos desarrollar es una muestra de nuestra propia evolución interior, y además, el poseerla, también nos permitiría desarrollarnos aún más y crecer más como seres humanos.

Pero esa capacidad empática no viene dada, como un resorte automático, que se puede dar por supuesto. Por ejemplo, los niños, cuando son más pequeños, tienen menos capacidad de empatizar con cualquier ser humano. Pues por ejemplo, ¿algún bebé se preocupa, cuando tiene hambre, de si la madre está cansada? Parece que no, pues lógicamente sus necesidades están centradas en su supervivencia y hasta que no tiene unos cuantos años más, no es capaz de ponerse en el lugar de los demás, siendo esta capacidad, inicialmente limitada y pudiéndose desarrollar progresivamente, a lo largo de la vida.


Según se va dando esa capacidad de comprensión, inicialmente resulta más fácil comprender y sintonizar con las personas más cercanas. Algo que, en general, se da primero con la familia (en el caso de que las relaciones sean armónicas). Posteriormente, hay más capacidad de ampliar esta capacidad empática a los amigos, conocidos, personas con las que compartimos ideas, creencias, aficiones, nivel cultural, etc. En la medida que la persona crece interiormente, tiene más capacidad de entender y acercarse a más personas, aunque sean diferentes a él. Y cuanto más difícil resulta la sintonía con el otro, se está poniendo más a prueba nuestra capacidad de empatizar con él. Hay que hacer un esfuerzo mayor de comprensión, si no somos capaces de mirar a través de los ojos de Dios (que suponemos que sería la situación ideal). La máxima expresión de esta capacidad empática, extendida a más seres, es el ejemplo que nos da Cristo, amando a personas diferentes a él y a los suyos; algo que llega a su máxima expresión en su planteamiento de amar a los enemigos y en su petición de perdón a Dios para quienes están acabando con su vida.


Dentro de lo que sería la evolución espiritual, es posible que una persona que esfuerce por mejorar y crecer, pero que en dicho camino se olvide de los demás. Por ejemplo, alguien puede sentirse muy bien estando a solas consigo mismo, en la oración y ejercitarse mucho en ese sentido, pero tener un claro déficit en las relaciones interpersonales, porque no se ocupa de cultivarlas. Estaría tan pendiente de estar con Dios y consigo mismo, para demostrar lo santo o lo espiritual que es, haciendo una especie de competición espiritual, que al final no estaría con nadie y seguramente, ni siquiera con Dios. Podría ser, que incluso, se pudiera sentir muy espiritual (por todos sus esfuerzos pseudoespirituales) y a la vez fuera poco compasivo o comprensivo con los otros, sin ni tan siquiera darse cuenta. Esta situación, lógicamente, frenaría su propio desarrollo espiritual, por quedarse atascado en una actitud de soberbia y narcisismo. Así, su evolución espiritual estaría limitada, sesgada y distorsionada y la persona no estaría realmente desarrollada. En el caso señalado, la evolución sería parcial y la capacidad de amar y de empatizar con otros estaría atrofiada o paralizada. Con lo cuál, el desarrollo espiritual de la persona que funciona así, sería bastante limitado, pues estaría centrado exclusivamente en su propia persona, olvidándose de algo esencial, como es amar a los demás.

Una situación como la referida, nos estaría mostrando que esa persona se habría quedado en un estado infantil de su desarrollo, pues tiene una actitud vital muy egocéntrica, en la que los demás le importan más bien poco. Es probable que estuviera anclado en lo que se llamaría, según Kohlberg[9] “moral preconvencional”, que es un tipo de moral, que pertenece a las primeras etapas de la vida. Dicho estadio de la moral, supondría que estaría centrado en su propia satisfacción y no pensaría en las necesidades ajenas. Si se relaciona con otras personas, el objetivo fundamental de su relación con los demás, sería la propia gratificación, aunque les pudiera perjudicar. De lo que podemos deducir que no tendría capacidad de empatizar con los demás o lo haría en escasa medida. Si una persona tan inmadura respeta a los demás, sería para evitar un castigo (humano o divino) y no porque se quiera el bien de otro ser humano.

En una fase más avanzada de la evolución de la moral lo que parece regir dicho comportamiento, es la necesidad de ser aceptado por el grupo. Este sería el estadio del desarrollo moral de “moral convencional”[10], en el que se hacen las cosas bien, porque se quiere ser “bueno” ante los demás, también por mantener lo establecido y el orden del sistema. Una frase que puede decir alguien que se ha quedado aquí es: “siempre se ha hecho así”, “así está escrito”, etc. Si se pone en el lugar de otro, se hace desde la norma, desde lo que se considera el valor establecido y “normal”. No se ve al otro, sino que se proyecta sobre el mismo los propios esquemas mentales sobre lo que está bien o mal, según lo que le ha dicho el grupo, para sentirse aceptado y valorado. Así que se le aplica al otro, lo que toca, no lo que quizás necesite realmente.

Posteriormente, si seguimos evolucionando, entraríamos en lo que Kohlberg llama “moral postconvencional”[11]. En esta fase se aceptaría que cada ser humano tiene derecho a tener su propia opinión o visión del mundo y se le respeta, aunque no se compartan los mismos planteamientos. Se cumplen las normas, porque se ve que son justas, independientemente de la opinión de los demás. Además, se trataría a las personas como fines en sí mismas y no como medios para demostrar lo bueno que es uno. En este estadio, todo ser humano sería igualmente digno de respeto, sea de donde sea o piense como piense.

Más allá de estos estados citados, habría que plantear un estado evolutivo posterior, en el que la moral sería movida por el amor a los demás y no por ningún tipo de norma o derecho establecido. Sería una moral más cercana a la moral de Cristo, que ve la posibilidad de saltarse las normas, por el bien de un individuo (por ejemplo curando en sábado) y en la que se puede actuar por amor y no por conformismo o aceptación del grupo. Es probable, que los verdaderos místicos, las personas evolucionadas espiritualmente, sean los que han llegado a este nivel.

Este modelo de evolución de la moral, es un ejemplo de la evolución del ser humano en una de las dimensiones de su persona, que están estrechamente unidas a la capacidad empática. Pues la moral más elevada, está estrechamente unida a la capacidad de empatizar con el otro, a través de la capacidad para poderle amar y conocerle en su ser más profundo.

Para poder empatizar, en uno u otro sentido, hace falta tener un cierto nivel de comprensión y de sensibilidad ante la realidad de la propia vida y ante la de los demás. Algo que tiene mucho que ver con la propia evolución interior o madurez espiritual, como ya se ha señalado, que a su vez estaría relacionada con la profundidad de la experiencia de Dios. Pues el contacto vivo con Él, nos proporcionaría una mayor capacidad de amar, de comprendernos y de conocer y de comprender a los demás,  “con una mirada de amor respetuoso”, como diría Edith Stein[12]. Así es como sería posible derribar los muros que nos separan de los demás y captar quienes son realmente, para llegar a poder comprender y captar su mundo interior. Es decir, que sin una mirada de aceptación y amor por el otro y por su vida no será posible poderle ver en su totalidad.

Por lo tanto, para esta autora la empatía sería un acto espiritual. Pues parece que esa capacidad de ponernos en el lugar de otras personas, va más allá de nuestra capacidad intelectual y de nuestras emociones, dándose a un nivel superior (el espiritual) que integra y sintoniza todas las dimensiones de un ser humano, con lo que le está sucediendo a otro ser humano. Así, Edith Stein nos muestra un camino posible para explorar en ese misterio de la individualidad de otro, afirmando que solamente se podría “acceder a la singularidad de cada individuo mediante un contacto espiritual vivo”[13], algo que lógicamente va unido a la sensibilidad espiritual y vinculación al Creador. Los santos no han dado grandes lecciones de ello. Pues son, como expresó Edith Stein, los que están en un “estado de reposo en Dios”.

 Y sería, por tanto, a través de Él, por el que sería posible llegar al estado de máxima empatía. Un estado del que Cristo, ha sido la máxima expresión, como ya se ha señalado.

Podríamos, además, imaginar que esa capacidad de empatizar, de sintonizar con otro o de comprenderle, podría ir más allá de captar su forma de ser o de ver el mundo, e incluso más allá de captar su sufrimiento y de captar su actitud ante el mismo. Si fuéramos capaces de llegar a ese estado de unión con Dios, podemos imaginar que la empatía podría llegar al punto de empatizar con quienes consideramos poco dignos de amor, esos a los que se llama “enemigos”, como ya nos señaló Cristo. Pues si podemos entender y entrar en lo más profundo del corazón de los demás seres humanos, ¿no podríamos entenderles mejor y captar lo que hay más allá de una apariencia? ¿Y no sería posible, a través de esa empatía, mostrar un camino de amor que ayudara a la persona a salir de sus actitudes destructivas o negativas? Parece que ese es parte del trabajo que se hace para ayudar a otros, parte del camino que nos ha mostrado el Evangelio, los santos y algunos psicoterapeutas, que plantean que el camino de la ayuda a otros ha de partir de una empatía y de una aceptación incondicional del ser esencial de otro ser humano. Algo que conllevaría la superación del “ego-centrismo” y al ser conscientes de que somos Uno con los demás, de que todo ser humano sería expresión de una misma realidad, en la que estaríamos todos unidos a un nivel profundo. A ese nivel más profundo todos estaríamos unidos a la realidad de Dios, y si nos damos cuenta seríamos capaces de encontrar Su rostro en las personas que salen a nuestro encuentro.

Llegar a ese punto más elevado de la empatía, la persona sería capaz de empatizar con quien es diferente a nosotros, con el que nos da miedo, incluso con el que nos odia y nos quiere hacer la vida imposible. Si somos capaces de tener una mirada espiritual más aguda, seremos más capaces de adentrarnos en el alma de lo que parece incomprensible y llegar a abrazar, incluso, a quién nos hace daño. Lo cuál no quiere decir que no se le pongan límites, pues amar, también tiene que ver con mostrar el camino correcto.

Si empatizamos realmente, muchas veces, nos damos cuenta, de que detrás del mal que vemos en los otros están sus limitaciones, su ignorancia o su estrechez de miras. Incluso, en otras ocasiones, ese mal que vemos en los otros, es algo que también padecemos y es algo que en realidad está en nosotros mismos y que nos resulta más cómodo verlo en los demás. Reconocerlo en nuestro interior nos puede hacer empatizar mejor con nuestros semejantes, en esa posibilidad que nos plantea Edith Stein, de conocernos en y a través de nuestros semejantes, creciendo así espiritualmente, y tal vez seguir a Cristo en su recomendación, de “Amaros como yo os he amado”. ¿Seremos los humanos realmente capaces de llegar a semejante grado de empatía amorosa? Si no nos lo planteamos y no abrimos el corazón a esa posibilidad, de apertura y amor, no lo sabremos nunca y por lo tanto, tampoco nuestro desarrollo espiritual, seguramente tampoco será completo.


[1] E. Stein. La estructura de la persona humana. Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2002, p. 18.
[2] Ibid. p.19.
[3] Ibid. p.18.
[4] Ibid. p.33
[5] F. González Vega. Decisión humana en Edith Stein y los aportes de la fenomenología a la mística. Lección inaugural, curso 2005-2006. CITeS-Avila. p. 13.
[6] F. Haya Segovia. “Sobre el problema de la empatía”, en Para comprender a Edith Stein, comp. U. Ferrer. Madrid, Ediciones Palabra, 2008. pp. 193-195.
[7] F. González Vega
[8] F. Haya Segovia. “Sobre el problema de la empatía”, en Para comprender a Edith Stein, comp. U. Ferrer. Madrid, Ediciones Palabra, 2008. pp. 193-195.
[9] Citado por K. Wilber. Una visión integral de la psicología. México, Alamah, 2000, p.85.
[10] Ibid.
[11] Ibid.
[12] E. Stein. Op. cit. p. 17.
[13] Ibid. p. 16.
[14] Citado por A.LÓPEZ QUINTÁS. Cuatro filósofos en busca de Dios, Madrid, Ed. Rialp, 1999, p.164.
[15] Ibid.

jueves, 22 de noviembre de 2012

ESPÍRITU, MATERIA Y SINCRONICIDAD

El plano de Poincaré ilustrado por Escher.

Mucho se podría decir acerca de los diferentes planteamientos, de numerosos pensadores, de todos los tiempos y culturas, sobre lo que son espíritu y materia. Sobre si son una misma cosa, sustancias diferentes o las dos manifestaciones de una realidad única. Esta última teoría me resulta especialmente interesante desde la siguiente reflexión de Carl Gustav Jung:

"Como la psique y la materia está contenidas en uno y el mismo mundo y además están en contacto permanente y descansan, en última instancia, sobre factores trascendentales, no sólo existe la posibilidad, sino también cierta probabilidad de que materia y psique sean aspectos distintos de una y la misma cosa. Los fenómenos de sincronicidad apuntan, según me parece, en esa dirección ya que tales fenómenos muestran que lo no psíquico puede comportarse como psíquico y viceversa, sin que exista entre ambas un vínculo causal."

Los fenómenos de sincronicidad son aquellos que se llaman coincidencias significativas o que normalmente llamamos casualidades que tienen un peso especial para nosotros. Por ejemplo, suceden cuando pensamos en alguien, de quién quizás no sabemos desde hace meses o años, y decidimos llamarle y, al ir a marcar su número, nos suena el teléfono y es esa misma persona. También sucede, con encuentros casuales e inesperados, pero que parecen traernos un mensaje importante. Otra posibilidad son los sueños premonitorios. O incluso situaciones aparentemente intrascendentes, que nos abren nuevas posibilidades importantes en la vida, si nos paramos a reflexionar tiempo después. Para algunos esto se llama la providencia y para otros la “baraka”...

Desde estas perspectivas, como la que nos muestra Jung, las diversas situaciones de la vida no responden a la casualidad, sino a un orden invisible que haría que todo sucediera por algo.

Quién sabe… Por el momento invito a cada uno a explorar en esas coincidencias significativas, o a mirar mejor, por si hay alguna que se nos pueda escapar, que encierre algún mensaje importante para nosotros.

viernes, 26 de octubre de 2012

¿NECESITAMOS TRANSFORMARNOS?



A raíz de la propuesta del curso que celebraremos en el monasterio de La Cabrera el 10 de noviembre, titulado “El camino de la transformación I: Encuentros con el alma” ha surgido la pregunta de qué es eso de la transformación y de si realmente necesitamos transformarnos.

Según el diccionario de la RAE, un significado posible de transformar es “transmutar algo en otra cosa”. ¿Necesitaremos transmutarnos o cambiarnos?

La cuestión es que más necesitar transformarnos en otra cosa, es importante darnos cuenta de que nos hemos convertido, con frecuencia, en algo diferente de lo que realmente somos, hemos perdido la conexión con nuestro ser más profundo, con nuestra alma y por eso podemos sentirnos perdidos, las cosas de la vida no nos encajan o no nos llenan o sentimos una sensación de vacío, como si nos faltara algo. Se podría decir que ya estamos transformados, al menos en parte, en algo que no somos, pues podemos estar viviendo mediante máscaras sociales, conformándonos con lo que se supone que se espera de nosotros, alienándonos de lo que realmente queremos o dejando pasar la vida, etc. Y cuando este tipo de experiencias se dan, podemos sentir eso que Frankl llamó “vacío existencial”, por no estar dentro de nuestro verdadero sentido de vida.

Así que el camino a la transformación, en este caso, trata de un camino hacia el crecimiento interior, hacia la toma de consciencia de nuestro mundo interior, hacia la conexión con nuestra alma y evolución en consonancia con la misma y no con lo que los demás pueden querer de nosotros. Para ello, un paso posible es tratar de darnos cuenta qué nos impide llegar a la plenitud, para buscar como superarlo (en esto hay numerosas barreras emocionales, cognitivas, etc.). El trabajo con los elementos que nos alejan de nosotros mismos, ayuda a ir dando pasos. A su vez, también es importante buscar dentro de nosotros qué queremos realmente, buscar nuestro sentido de vida mediante la conciencia de quienes somos, así podremos ser lo que realmente estamos llamados a ser.

En este sentido, la Logoterapia de Frankl, la Psicología Analítica de Jung y algunos elementos de tradiciones sapienciales y espirituales pueden aportarnos para “transformarnos” en nosotros mismos. Esta es una parte fundamental del trabajo psicoterapéutico, que vivido en un grupo, mediante ciertos ejercicios vivenciales, se puede estimular.

Después de años de práctica psicoterapéutica, soy consciente de que las personas necesitan encontrarse consigo mismos y reconectar con su esencia más profunda. No en el sentido de ser unos bebés, sino en el sentido de encontrar la esencia de su ser y de la realidad, para así realizar su verdadero sentido de vida. Por este motivo, también hemos querido abrir un espacio de ayuda adicional a quienes quieran complementar su trabajo personal o psicoterapéutico, mediante otros métodos, en un lugar de recogimiento y contacto con la naturaleza, como es un monasterio o en la Universidad de la Mística de Ávila (en donde tendremos espacios para cursos similares). En conexión con la propia vocación de ayuda de quienes lo damos, desde la experiencia personal, la experiencia profesional y el fruto del trabajo de muchos años.

Así que con esta entrada trato de clarificar un poco más, por si puede ser de ayuda para alguien un paso más en el camino mediante el trabajo que proponemos, para nuestras almas o nuestro ser más profundo y así encontrar un sentido de vida acorde con nuestras posibilidades y potencialidades.


domingo, 30 de septiembre de 2012

PRESENTACIÓN DE LIBRO: "SENTIDO DE LA VIDA ANTE LA CRISIS"


El próximo jueves, día 4 de octubre de 2012, a las 19:00 tendrá lugar la presentación del libro "SENTIDO de la vida ante la CRISIS" en la Universidad CEU San Pablo, en el Salón de Grados de Julián Romea 23 (zona entre Metropolitano y Moncloa). El acto es de acceso libre y gratuito.

Este libro contiene las ponencias, y alguna de las comunicaciones, que se presentaron en el II Congreso sobre Antropología, Psicología y Espiritualidad sobre "Sentido de la vida ante las crisis". Abordándose el tema de las diferentes crisis personales o colectivas.

En un momento como el que vivimos, de crisis, parece pertinente abordar estas cuestiones y compartir, acerca de ellas en la presentación del citado libro.

En esta presentación intervendrán:

Elena Postigo Solana, Profesora Adjunta de Antropología y Bioética en la 
Universidad CEU San Pablo

Francisco Javier Sancho Fermín, Doctor en Teología Espiritual y Director 
de la Universidad de la Mística de Ávila.

Enrique Galán Santamaría, Psicólogo Clínico y Analista junguiano.

Maribel Rodríguez Fernández, Médico Psiquiatra y Profesora de la USP-CEU.

Estáis todos invitados a participar y a compartir un rato con nosotros.


domingo, 2 de septiembre de 2012

NUEVOS HORIZONTES


Desde hace tiempo, he estado haciéndome un planteamiento común a muchos seres humanos: dedicarme más a lo que más me gusta. 

Afortunadamente, desde hace mucho tiempo disfruto con mi trabajo, de lo que me puedo sentir afortunada, pero quedaban aspectos mejorables, en el sentido de ir centrándome más en  temas más centrales para mí, a los que quería dedicar más tiempo, aparte de ser consciente de que es en los que más puedo aportar, precisamente por mi interés en ellos y por haberme dedicado más a conocerlos y a vivirlos. Estos aspectos tienen que ver con la integración entre Ciencia y Espiritualidad, entre Psicología y Espiritualidad, etc.

Como ya habréis ido comprobando, se han ido haciendo actividades en esta línea, en las que en la medida que me iba metiendo me iban gustando aún más. Lo cuál, a su vez, ha facilitado la apertura de nuevos espacios en los que desplegar actividad, cada vez más en sintonía con mi alma. Uno de ellos, es la Universidad de la Mística, en la que este año, además de el congreso de "La experiencia mística", participaré en dos cursos, el primero titulado "Cómo encontrar sentido a la vida" (del 16 al 18 de noviembre de 2012) y el segundo "En busca del alma perdida" (del 1 al 3 de marzo de 2013), que daré con José Antonio Delgado González

Además, también con José Antonio Delgado está la idea de hacer otros cursos, como el que daremos en el monasterio de La Cabrera el 10 de Noviembre, titulado: "El camino a la transformación I: Encuentros con el alma". Que esperamos que sea el comienzo de una serie de cursos relacionados con la transformación humana.



A esto se añade la generosa invitación que nos han hecho a participar en el I Congreso Internacional de Salud Integral titulado "Espiritualidad, reto del siglo XXI" en Los Mochis, en México, los días 12 y 13 de octubre de este año. Tenéis más información sobre el mismo en http://ifim.org.mx/congreso/http://ifim.org.mx/congreso/



Sobre todos los cursos tenéis más información en el apartado de mi blog titulado: Próximos cursos


jueves, 9 de agosto de 2012

¡ATENCIÓN! "RIESGOS” PARA LOS BUSCADORES ESPIRITUALES




En una entrada anterior hablaba de los peligros en la práctica espiritual. En esta quiero desarrollar el tema centrado en la búsqueda espiritual. En estos tiempos de crisis, muchas personas buscan respuestas en sus vidas, que les aporten sentido, plenitud, identidad, felicidad, sabiduría etc. Estamos en un momento en el que las dificultades y el sufrimiento han acentuado la búsqueda espiritual de muchas personas, al menos la búsqueda de algo verdadero o de algo que de sentido a sus vidas. La activación de la búsqueda es algo positivo, pues ayuda a las personas a salir de sus esquemas conocidos y a abrir sus mentes, a nuevas posibilidades. Esta apertura favorece nuevas experiencias, pero éstas, sin la preparación adecuada, o al menos, el desarrollo previo de un suficiente sentido crítico, pueden generar situaciones aún más dolorosas que las que previamente se intentaban resolver o paliar.

Los “riesgos” de los que hablo, tienen que ver con los aspectos siguientes:

-          Los falsos gurús y los falsos profetas: a lo largo de toda la historia de la humanidad, los tiempos de crisis han favorecido la aparición de todo tipo de falsos gurús y profetas. Nuestra época no tiene por qué ser menos. Si echamos un vistazo en Internet, encontramos numerosos anuncios de maestros, sanadores, iluminados, gurús, visionarios, etc. No dudo que algunos de ellos puedan hacer aportaciones interesantes. Pero con frecuencia nos encontramos con discursos blandos tipo new age, que nos prometen un acceso rápido y fácil a la verdad o a la iluminación (dicha rapidez y facilidad entra en contradicción con el discurso de los sabios de todos los tiempos). En otros casos encontramos discursos más elaborados intelectualmente, aparentemente racionales, pero llenos de sesgos y de prejuicios. Curiosamente los sesgos y prejuicios suelen atentar contra las tradiciones de la cultura de quién hace ciertas afirmaciones, o contra otros pensadores a los que no se conoce con suficiente profundidad, para finalmente afirmarse que el discurso propio es superior al de cualquier otro pensador de épocas pretéritas. Resulta curioso como algunos de estos “gurús” son seguidos por multitudes, cuando sus discursos son repetitivos, manidos y vacíos, pero con un buen marketing y buenas estrategias de seducción.

-       Los seguidores de ciertos caminos espirituales: podemos encontrar caminos espirituales, llenos de aportaciones interesantes, dentro o fuera de las principales tradiciones religiosas. Las lecturas de sus fundadores pueden resultar sumamente edificantes y enriquecedoras. Lo que pasa es que curiosamente puede ser un tanto difícil la relación con muchos de sus seguidores. ¿Por qué? Pues porque sencillamente se han convertido en autómatas, que repiten como loros el mensaje de sus “maestros” sin someterlos a la más mínima reflexión. Se mantienen inflexibles, no permiten excepciones a las normas y tienen una devoción irracional a sus líderes, que para ellos parecen seres sobrenaturales e intocables a los que profesan una devoción desmesurada. Y curiosamente, esto no se da exclusivamente en caminos más fundamentalistas de tipo religioso, sino también en caminos supuestamente progresistas, racionales o relativistas. En ellos, se habla de totalidad, holismo, integralidad, nueva consciencia, amor universal, etc., pero todo esto existe solo dentro para los seguidores de sus estrechos círculos. El amor hacia los que no profesan las mismas ideas deja bastante que desear y su sentido del humor ante cualquier comentario sobre sus ideas, se manifiesta por su total ausencia.

-      La ingenuidad y la ignorancia de los buscadores: muchas personas piensan que lo que suene a “espiritual” es siempre algo bueno y “divino”, que quienes lideran ciertos grupos están limpios de cualquier falta y que por ello, han de ir detrás de cualquiera que hable de espiritualidad. Dicha ingenuidad hace que les suene a música celestial cualquier comentario o afirmación de tipo espiritual, muchas veces copiada de sabios de todos los tiempos (y que por eso suena bien), pero que se ha adaptado a un determinado discurso, en el que se mete lo que al líder le interesa.

-      La omisión del lado oscuro: en todas las tradiciones espirituales se habla del lado oscuro y se advierte de los peligros de dejarse seducir por él. Hay que aclarar que dicho “lado oscuro”, también puede ser algo espiritual y seductor, en el que el discurso del todo vale, que el bien y el mal son algo relativo, que si uno es espiritual o tiene buena onda todo le va bien, que se centre en sí mismo y que así crecerá concentrándose en desear lo que espera conseguir (así tendrá poder sobre el mundo, esto me suena…), etc. A su vez, esto resulta peligroso, porque uno mismo (el que busca), también omite su lado oscuro, con lo que no ve sus defectos y se considera estupendo, iluminado o más “guay” porque es espiritual… Resultado, que no hay quién le aguante o quién se acerque a él sin salir mal parado, en el peor de los casos, habiéndose convertido en un auténtico “vampiro espiritual”.

-       La potenciación del propio deseo y la propia satisfacción: el quedarnos solamente en esto, puede dejarnos completamente atontados y “flipados” ante cualquier oferta de drogas para la iluminación o de técnicas anestesiantes de nuestro sentido crítico y reflexión. Aparte de que nos puede convertir en unos absolutos egoístas y egocéntricos, o vivir completamente frustrados, pues no consiguen “visualizar” adecuadamente ese millón de euros que le han prometido que llegaría a sus manos si se concentra siguiendo ciertos procedimientos (finalmente no tiene los euros y ha conseguido perder bien el tiempo).

-         Religión o espiritualidad “a la carta”, con lo que nunca nada nos llena o satisface, porque no colma exactamente nuestras expectativas, que pueden ser lo que precisamente nos impida evolucionar espiritualmente, con un auténtico desprendimiento de nosotros mismos.

-     Perder el tiempo: porque se busca entre mucha oferta, que resulta superficial, vana, estúpida, absurda. Hay demasiadas cosas que no valen la pena, por las que podemos perder el tiempo, salvo que conscientemente nos centremos en aprender también de los errores propios y de los ajenos.

-       Perder el sentido práctico: hay quién deja todo en la búsqueda, su trabajo, su familia, sus amigos. ¿Por qué? Porque sencillamente puede estar en las nubes y en su búsqueda y pensar que pasar de todos y de todo es el camino. Resultado: meses después estar frustrado, sin amigos, con la familia enfadada y viviendo debajo de un puente.

Podríamos decir más opciones, pero estos son los que por el momento me han parecido más importantes. En una futura entrada espero desarrollar el cómo defendernos de esto.

Buen verano a todos.



sábado, 23 de junio de 2012

NUEVO LIBRO "SENTIDO DE LA VIDA ANTE LA CRISIS"

Recientemente se ha publicado un libro que he tenido el honor de dirigir, titulado "Sentido de la vida ante la crisis". Este libro recoge las ponencias y dos de las comunicaciones del II Congreso de Antropología, Psicología y Espiritualidad, celebrado en la Universidad de la Mística de Ávila en septiembre de 2011. En el mismo, se aborda el tema de las crisis desde diferentes puntos de vista, con ideas para comprenderlas, superarlas, reflexionar sobre ellas, profundizar en ellas,etc.

Os dejo una parte de su introducción: 

Hemos considerado relevante tratar esta cuestión, por un lado, por encontrarnos en una situación de crisis mundial, ante la que todos necesitamos hallar respuestas y algún sentido y, por otro, porque las crisis son inseparables de la existencia humana. En cualquier momento de nuestras vidas puede ocurrir algo que nos produzca una crisis y necesitemos encontrar algún sentido a nuestras vidas, a pesar de la dura prueba que nos toque vivir. En estas situaciones, el que la vida tenga algún sentido es relevante, para poder soportar mejor cualquier adversidad. No es lo mismo no hallar dicho y que, en mitad del sinsentido se sufra una situación de crisis, que tener alguna brújula interior con la que orientarnos y tenerla como guía en mitad de la tormenta, para saber qué rumbo es mejor seguir.

Las crisis, por su parte, también pueden tener algún sentido por sí misma, pues es posible que se conviertan en oportunidades para nosotros, llevándonos a una auténtica transformación, a un cambio de rumbo, o simplemente,  nos sirvan para aprender algo nuevo.

La crisis económica mundial actual, puede ser la consecuencia de una forma de vivir, alejada de los valores humanos, de la ética, de la espiritualidad. Y quizás, atravesarla, pueda hacernos replantearnos nuestra manera de vivir y ofrecernos la oportunidad de empezar a vivir de otra manera o, al menos, a pensar que las cosas materiales no son las únicas que pueden aportarnos algún tipo de satisfacción. Pues si estamos muy apegados a lo que tenemos, a la materia, sufriremos mucho más ante la crisis económica, pero si somos capaces de tener en cuenta otras dimensiones de la realidad, el perder algo, pese a lo doloroso que sea, puede verse como una situación en la que podernos fortalecer y dejar que nuestra vida tome un nuevo rumbo, encontrando nuevos valores o incluso, el eje central de nuestra existencia.

ÍNDICE DEL LIBRO:

- "He aprendido a amar la vida desde que sé para qué vivo". Edith Stein: paradigma de búsqueda del sentido de la vida. Francisco Javier Sancho Fermín
- ¿Tiene sentido la vida ante la enfermedad y la muerte? Maribel Rodríguez
- Inteligencia Emocional, optimismo y crisis existenciales. Joaquín García Alandete
- Paradojas existenciales: El vacío, fuente de sentido.J. Francisco Gallego Pérez
- Crisis como emergencia del sentido. Enrique Galán Santamaría.
- La experiencia de la "noche oscura", crisis radical y oculta fuente de sentido. Juan Martín Velasco
- El sentido de la Vida en las Crisis. Werner J. Meinhold
- Jerarquía Evolutiva. Del problema al Sentido de la Vida, pasando por el conflicto y la crisis. Raquel Torrent Guerrero
- La humildad óntica en la crisis y reubicación del sentido. Natàlia Plá
- Creatividad y trascendencia ante las crisis. José Antonio Delgado González

ESTÁIS INVITADOS A SU PRESENTACIÓN EL DÍA 4 DE OCTUBRE DE 2012 A LAS 19 H, EN JULIÁN ROMEA 23 (SALÓN DE GRADOS), EN MADRID.

martes, 5 de junio de 2012

CURSO "SALUD INTEGRAL Y ESPIRITUALIDAD. APORTACIONES PARA UNA SALUD INTEGRAL"


Para el próximo curso, hemos organizado, entre la Fundación Raúl González Salas, varios profesores y una servidora un curso titulado "Salud integral y espiritualidad. Aportaciones para una salud integral", que nos ha parecido de interés, en los tiempos que corren. Para ello contamos con varios profesionales relevantes en el área de la salud, de la espiritualidad y de la educación, que participarán en el curso, a lo largo de varios sábados.

Uno de los aspectos interesantes del curso es que su coste es bajo, en comparación con otros cursos de la misma categoría y duración, al estar patrocinado por la Fundación Raúl González Salas, que ha dado la oportunidad de proporcionar medios económicos para que el curso se lleve a cabo y por la colaboración del Centro Abierto Tomillo, que también ha dado facilidades para poder hacer con ellos este curso. La idea es facilitar el acceso a los temas propuestos en el curso, a el mayor número de personas posible, con el suficiente nivel y rigor académicos.

A continuación os dejo la idea central del planteamiento del curso y demás información que pueda interesar, para ubicaros:


INTRODUCCIÓN
Nuestra salud no incumbe sólo al cuerpo o a la mente, sino que también tiene que ver con el estado de nuestro ser interior, con nuestra vida espiritual. Además, podemos hablar de un “anhelo” universal de tipo espiritual, que se da en lo más profundo del alma humana y que le empuja a buscar, más allá de lo inmediato, un sentido profundo a su vida. Desde este punto de vista, es especialmente relevante hablar de salud integral, en la que se incluyan, de forma integral cuerpo, mente y espíritu.



Los beneficios de la espiritualidad en la salud, sean éstos a través de las prácticas llamadas espirituales (como la meditación, la oración, la introspección o el altruismo), o ya sea cultivando ciertos valores relacionados con aspectos intangibles de nuestra existencia, han sido puestos de manifiesto en numerosos ámbitos. Cada vez hay más evidencias del papel que juegan los aspectos espirituales en el bienestar, el autoconocimiento, la calidad de vida percibida y la salud en general.

Además, la crisis mundial actual, no sólo económica, nos pone en la tesitura de tener que dar respuesta, tanto personal como profesionalmente, a la necesidad acuciante de promover valores que se conecten con una vida más plena y que permitan traer más sentido a este mundo. En esta línea, hoy en día se hace más patente aún la necesidad de que los profesionales de la relación de ayuda y de la educación, en particular, dispongan de herramientas personales y profesionales más adecuadas para ayudar a las personas en su crecimiento personal, más allá del paradigma materialista dominante que, en mucho casos, acaba fragmentando al ser humano en “parcelas” estancas, olvidando la complejidad y la unidad que supone cualquier persona en sí misma.

Con el presente curso pretendemos crear un espacio para aprender y compartir acerca de cuestiones relacionadas con la salud y la espiritualidad, con una visión plural y abierta a cualquier planteamiento filosófico o espiritual.

Prestigiosos profesionales de distintos ámbitos del saber nos aportarán, desde sus conocimientos y experiencia, ideas y habilidades para el cuidado de nuestra salud, de tal forma que, más allá de muchos de los enfoques médicos y psicológicos existentes, aspiremos a una salud integral. Siempre desde un planteamiento educativo (del latín e-ducere, “sacar de dentro”), para estimular un desarrollo desde el propio ser personal, hacia la autotrascendencia, la solidaridad, el Bien, la Verdad, la Belleza, etc.

Este curso es, además, un homenaje a Etty Hillesum (1914-1943), una mujer que vivió en tiempos verdaderamente trágicos y en cuya vida podemos ver reflejado el desarrollo de su persona, hacia una plenitud de sentido, que apoyó en gran medida en lo espiritual. Este crecimiento fue decisivo para, aparte de dotar de sentido a su vida, llegar al desarrollo de una salud integral; es decir, de una armonía entre su cuerpo, su mente y su espíritu.

¿A QUIÉN VA DIRIGIDO?

Este curso está dirigido preferentemente a profesionales de la salud en general, filósofos, pedagogos y educadores. Se valorará individualmente la posibilidad de incluir a personas sin estas titulaciones.

PROGRAMA

BLOQUE I – CONCEPTUALIZACIÓN

Tema 1 - Espiritualidad, aspectos fundamentales

o        Definición de espiritualidad.
o        Etapas en la evolución espiritual.
o        Perspectivas filosóficas y antropológicas de la espiritualidad.

Tema 2 - Espiritualidad y salud

o        Psicología y espiritualidad.
§         Conceptualización.
§         Relación entre psicología y espiritualidad: planteamientos filosóficos sobre la relación entre psique y espíritu (monismo, dualismo, etc.).
§         Escuelas psicológicas que abordan la cuestión espiritual: Psicología Analítiva, Logoterapia, Psicosíntesis, Psicologías Transpersonales y Psicología integral.
§         Psicobiología de la experiencia espiritual.
o        Salud integral y espiritualidad.
§         Concepto de salud integral.
§         Efectos de la práctica espiritual en la salud.
o        Problemas en el camino espiritual.
§         Crisis y dificultades espirituales.
§         Espiritualidad y psicopatología.
§         Problemas espirituales de nuestro tiempo.

Tema 3 - La espiritualidad en las diferentes culturas
                     
o        La espiritualidad y las principales tradiciones.
o        El hecho religioso.
o        Lo sagrado y lo profano.
o        Modelos de comprensión de la salud y la enfermedad y procedimientos terapéuticos en las diferentes culturas.

BLOQUE II - PRÁCTICA ESPIRITUAL

   Tema 1 - El sentido de la práctica espiritual.
   Tema 2 - La práctica de la meditación en Oriente y Occidente.
   Tema 3 - Acompañamiento y orientación espiritual.
   Tema 4 - Espiritualidad y autoconocimiento.

BLOQUE III - ESPIRITUALIDAD Y VIDA COTIDIANA

   Tema 1- Educación y espiritualidad. El desarrollo de la inteligencia espiritual.
   Tema 2 - Espiritualidad y solidaridad, la conciencia ética.
   Tema 3 - Espiritualidad y relaciones interpersonales: pareja, familia y sociedad.
   Tema 4 - La cuestión del sentido: sentido de la vida, sufrimiento y muerte.

FECHAS Y HORARIO

FECHAS
SESIÓN
29 de septiembre de 2012
I sesión
27 de octubre de 2012
II sesión
24 de noviembre de 2012
III sesión
26 de enero de 2013
IV sesión
23 de febrero de 2013
V sesión
16 de marzo de 2013
VI sesión
27 de abril de 2013
VII sesión
25 de mayo de 2013
VIII sesión
15 de junio de 2013
IX sesión

Las clases presenciales tendrán lugar en Centro Abierto de la Fundación Tomillo, un sábado al mes, de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 18:00 h.

PRECIO DE MATRÍCULA Y FORMA DE PAGO
Precio del curso: 300 €.
Precio de un solo día: 50 € (en función de disponibilidad el espacio).
Becas: se ofrecerá un número determinado de becas del 50% o del 100%, según las circunstancias económicas de los solicitantes.
Número máximo de plazas: 50.

INSCRIPCIÓN E INFORMACIÓN

Centro Abierto de la Fundación Tomillo
C/ Serrano, 136
28006 Madrid
Tel.: 91 561 90 07

EQUIPO DOCENTE

Organización académica: Fundación Raúl González Salas.

Directora: Mª Isabel Rodríguez Fernández

Profesores/as:

Mónica Cavallé Cruz. Doctora en Filosofía, asesora filosófica y escritora.

Javier López Martínez. Doctor en Psicología, Director del Departamento de Psicología de la Universidad CEU-San Pablo.

Felipe Lucena Marotta. Doctor en Medicina, médico internista, experto en medicinas complementarias y profesor de la Universidad de Alcalá de Henares.

Mª Isabel Rodríguez Fernández. Doctora en Medicina, psiquiatra y profesora de la Universidad CEU-San Pablo.

Francisco Javier Sancho Fermín. Doctor en Teología Espiritual, especialista en Edith Stein y Director de la Universidad de la Mística de Ávila.
Miguel Ángel Santed Germán. Doctor en Psicología y Decano de la Facultad de Psicología de la UNED.

Santiago Segovia Vázquez. Doctor en Psicología y Catedrático de Psicología Fisiológica de la UNED.

Joaquín Tamames Meyer. Empresario y co-fundador de la Fundación Ananta.

Francesc Torralba Roselló. Doctor en Filosofía, Licenciado en Teología y escritor.

José Antonio Vázquez Mosquera. Monje cisterciense, Licenciado en semíticas y experto en meditación.